“En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?» Jesús llamó a un niñito, lo colocó en medio de los discípulos y declaró: «En verdad les digo: si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos.” (Mt 18, 1-4).

Mis hermanos, hay un deseo, sí, en nuestro corazón de felicidad, ¿no lo es? Hay un deseo en nuestro corazón de vida plena, hay un deseo de cielo. En el fondo , en el fondo, hay un deseo en el ser humano de cielo. Por supuesto que, muchas personas, al buscar el cielo, desgraciadamente buscan en lugares equivocados, buscan la felicidad, buscan el placer, imaginando que, en el placer, habrá felicidad. ¡Ni siempre! O entonces es momentáneo, aquel momento de alegría, en la bebida, y muchas otras drogas, porque la bebida también es una droga, ¿no lo es?

Mis hermanos, la alegría verdadera viene de Dios, la alegría verdadera viene del Señor, y quien es aquel que logra esta alegría verdadera, si no aquel que busca el reino de los Cielos, y busca estar con Dios. Nuestro deseo debe ser siempre de buscar a Dios y de estar con Dios. Y los discípulos preguntaran: “¿Quién es el mayor en el Reino de los Cielos?”. Y Jesús entonces tomó un niño, y presento para ellos el modelos. Para nosotros llegarnos a la felicidad verdadera, para nosotros llegarnos a la alegría verdadera, está aquí el ejemplo, ser como un niño.

¿Quien va entrar en el Reino de los Cielos? Quien es santo y quien es puro como un niño

¿Qué Jesús nos llama a imitar en el niño, sino la humildad, sino la sencillez, sino la transparencia? ¿Ya te has dado cuenta como el niño, ella, ella suelta las cosas? ¿Y suelta várias verdades? Por causa de la pureza, por causa de la recta intención.

“¿Quién es el mayor en el Reino de los Cielos?” ¿y quien logra la felicidad? Aquel que vive la humildad, aquel que vive la pureza, aquel que vive la transparencia, aquel que vive el servicio al prójimo, al hermano. Por eso que debemos tener como modelo, como Jesús presento aquí, los niños. “Si no convertís como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.

“Pidamos, en este día, que nosotros seamos como niños; y no es en el sentido negativo, es evidente lo que Jesús esta diciendo aquí, de inocencia, de ser mimado, mimada, ¡no! Es en el sentido de esta pureza de hecho, es en el sentido de la humildad, es en el sentido de la simplicidad, de transparencia.

Sea transparente con Dios, sea humilde con Dios, sea transparente con tu hermano, con tu hermana, sea humilde, sea simples con tu prójimo. Es de esta forma que nosotros entraremos en el Reino de los Cielos.

Hagamos una evaluación de nuestra vida. ¿Estamos viviendo la humildad? ¿estamos viviendo en la simplicidad? Estamos siendo transparentes unos con los otros.

“¿Quien va entrar en el reino de los Cielos?”, quien es santo y quien es puro como un niño. Danos, Señor, la pureza de los niños.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!