Solo Jesús tiene palabras que traen eternidad para nuestra alma, para nuestro corazón y para nuestra vida
“Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios” (Jn 6, 68-69).
Las palabras que Jesús afirmó sobre el Pan de la Vida, que era necesario comer la Carne del Hijo del Hombre y beber de Su sangre, causó una cierta perplejidad y rechazo de la parte de los demás. Aquellos que no se sometieron la fe, quedaran perdidos delante de aquella situación; y muchos prefirieron abandonar Jesús, no quisieron más ser discípulos de Él.
Cuantas personas caminaban en la compañía de Jesús, frecuentaban la casa de Él, fueron discípulas del Señor y, por causa de situaciones particulares, por cuestiones de fe o porque las exigencias del seguimiento de Jesús eran grandes, dejaron de seguirlo. No es simple ser discípulo de Jesús, y no es porque las exigencias son demasiadas duras; nosotros que no nos “blandamos” para sernos moldados a partir de las exigencias del Reino de Dios, por eso, el camino más fácil es abandonar; desistir y no perseverar.
La gran gracia que tenemos que buscar en el Reino de Dios es la gracia de la perseverancia, tenemos de perseverar en los caminos del Señor, perseverar en la Palabra de Él, crecer en la intimidad con Él, y para eso es necesario acoger las Palabras del Maestro en el corazón.
La pregunta de Pedro fue: “¿A quien nosotros iremos?”. Podemos sentirnos perdidos, cansados, no nos encontramos bien en muchos momentos de la vida, hasta en el propio seguimiento de Cristo, pero el cuestionamiento de Pedro es, también, una respuesta para nuestra alma. “¿A quien nosotros iremos? ¿A quien serviremos?”. Solo Jesús tiene palabras de vida eterna, palabras que traen eternidad para nuestra alma, para nuestro corazón y para nuestra vida.
La tentación de abandonar al Maestro, muchas veces, es grande; y llega en diversas circunstancias de nuestra vida, por eso, es necesario tener la humildad de someterse a la Palabra del Señor, ponernos a Sus pies para no desanimar y seguirnos adelante. Solo Jesús tiene palabras que nos traen eternidad. Sólo el Señor que nosotros reconocemos como Hijo único de Dios.
Sigamos firmes y perseverantes en el seguimiento de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
¡Dios te bendiga!