El Evangelio de hoy nos trae algo que necesitamos reflexionar para comprender que debemos estar siempre cerca de Jesús. El Evangelio de Lucas 11,15-26 nos dice lo siguiente: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.”
Jesús es el más fuerte y puede liberarnos
Jesús había acabado, mi hermano, mi hermana, de expulsar a un demonio; y en lugar de acoger esta señal de liberación con alegría, algunos comienzan a criticar y a dudar. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió con claridad y firmeza.
Jesús es el más fuerte, no el demonio, no el mal. Si no comprendemos esta realidad, siempre daremos espacio para que el mal sea mayor que Jesús en nuestra vida. Y lo que ha sucedido en los tiempos de hoy es una fe débil, sin consistencia ni fundamento.
Mi hermano, mi hermana, ningún mal prevalecerá sobre nuestra vida. Jesús no nos librará del mal, pero Él nos protegerá, es decir, Él permite que vivamos realidades difíciles para mostrarnos que Él está con nosotros.
¡Ningún mal prevalecerá!
Al inicio del pontificado del Papa León XIV, cuando apareció en la plaza de San Pedro después de ser elegido, ¿qué nos dijo? ¡Ningún mal prevalecerá!
El Papa ya comienza el inicio de su pontificado diciendo esto: “Ningún mal prevalecerá”, es decir, Jesús es el más fuerte. Jesús nos dice que Él tiene el poder de destruir todo mal. ¿Y cómo lo hace? Pasando por la Pasión, Muerte y Resurrección.
“El que no está conmigo, está contra mí”
Todo mal cae por tierra con la resurrección de Jesús. Por eso, mi hermano y mi hermana, no dejes que el demonio te acuse. No dejes que el demonio cree, en tu corazón, dudas de que Jesús tiene poder sobre todo mal. Jesús tiene autoridad verdadera para liberarnos.
Muchas veces, sin embargo, hemos dudado de esa autoridad y nos hemos atado y esclavizado por el poder del mal, del tentador. Jesús nos está diciendo en este Evangelio: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. Es decir, Jesús necesita estar en el centro de nuestra vida, porque así ningún mal prevalecerá.
Pasaremos por las tentaciones, pasaremos por las adversidades, pero sabiendo que somos más que vencedores. En Cristo, somos más que vencedores.
Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!
Que el Señor nos bendiga, que el Señor nos libre de todo mal y nos conduzca a la vida eterna.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!