“¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni
calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!» Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario” (Lucas 10,1-9).
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Octubre es el mes dedicado a las misiones, es el mes misionero y hoy celebramos la fiesta del evangelista San Lucas. San Lucas fue el autor del Evangelio y también del libro de los Hechos de los Apóstoles, es decir, San Lucas escribió sobre las primeras acciones misioneras de los apóstoles poco después de la ascensión de Jesús.
Y los escritos de San Lucas son un gran legado para la fe cristiana, porque a través de esos escritos podemos conocer a Jesús y también la misión inicial de los apóstoles.
A través de esta misión de San Lucas, podemos comprender cuán importante es la misión, cuán importante es la misión de estos elegidos, los apóstoles, enviados a evangelizar, enviados a anunciar esta Buena Nueva, enviados a anunciar lo que vivieron con nuestro Señor Jesucristo. Pues ellos fueron enviados a dar continuidad a la misión de Jesús.
El misionero es esto, el misionero es un continuador de la misión de Jesús y es el Señor quien elige y envía, y envía a toda la ciudad o al lugar donde Él mismo debería ir. Eso es lo que nos dice la palabra, por eso la misión de los misioneros es la misión de Cristo, nosotros solo somos los obreros, es el mismo Señor quien lo hace.
Para hablar del amor de Dios, necesitamos, sobre todo, practicar este amor en comunidad, el amor al prójimo que revela el amor que viene de Dios
Y en esta misión, mis hermanos, hay mucho por hacer. Aún queda mucho trabajo por hacer. La mies es grande, pero los trabajadores son pocos. Y en el Evangelio de hoy, Jesús no solo envía, sino que también guía a los que son portadores de la paz. Los portadores de este mensaje que trae paz, que trae vida.
San Lucas fue un eximio portador de paz. Aprendió de san Pablo y de los demás apóstoles a ser un conciliador en medio de situaciones difíciles, en medio de situaciones conflictivas, san Lucas supo ser ese enviado de la paz del Señor, el que traía la paz. No se puede ser misionero sin ser portador de paz, sin ser portador de amor, de la caridad
concreta hacia los hermanos, San Lucas era un legítimo misionero.
Para hablar del amor de Dios, necesitamos, sobre todo, practicar este amor en comunidad, el amor al prójimo que revela el amor que viene de Dios. Y será así, como un legítimo portador de paz, viviendo el amor concreto a los hermanos, como la misión tendrá su verdadero objetivo alcanzado. El objetivo es anunciar la venida del Reino de Dios, un Reino de Concordia, un Reino de paz verdadera, un Reino de amor.
Que nosotros también seamos portadores de la paz que viene de Dios. Dondequiera que seamos enviados, dondequiera que vivamos, que podamos llevar el amor que viene de nuestro Dios.
Descienda sobre todos ustedes la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.