“Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno El que tenga oídos, que escuche.»” (Mateo 13,7-9).
Mis hermanos, es el Evangelio donde el Señor cuenta sobre el sembrador que salio a sembrar, que lanzo las semillas. y las semillas cayeron en vários lugares. Una parte se la semilla cayó en el camino, una parte de la semilla cayó en el suelo pedregoso; otras cayeran, otras semillas cayeran entre los espinos y, por fin, algunas semillas cayeran en terreno bueno. Y fue terreno bueno que fructifico, que las semillas fructificaran, que ellas germinaran, que ellas dieran frutos.
Nosotros somos llamados por el Señor a sernos un buen terreno. Y aquí es interesante que Nuestro Señor lanza las semillas independiente del tipo de terreno. La semilla es siempre lanzada, para decir así que Dios siempre cree y Él lanza. Aún que yo y tu seamos malos terrenos, el Señor sigue a lanzar la semilla.
Somos llamados a darnos buenos frutos, a senor buenos terrenos para acoger la Palabra de Dios
Desgraciadamente, nosotros escuchamos, ¿no lo es? “Algunas semillas no germinan o fueran sofocadas”, pero la semilla que cayó en el terreno bueno, ella puede germinar, ella puede dar frutos.
Somos llamados, hoy, a darnos buenos frutos, a sernos buenos terrenos para acoger la Palabra de Dios. La semilla es la Palabra que es lanzada. ¿Cómo ser un buen terreno, entonces, para acoger la Palabra? Tener un corazón abierto a Él, tener un corazón abierto a Sus enseñanzas. Por eso, mis hermanos, oídos atentos, corazón abierto para hacer la voluntad de Dios.
La semilla del Señor ha sido lanzada, la Palabra del Señor ha sido ofrecida a nosotros. ¡Si nosotros vivimos, sí! Si nosotros practicamos, nosotros produciremos frutos. Por eso acojamos la Palabra de Dios, por eso acojamos la Palabra del Señor y vamos dar buenos frutos para la gloria del Señor.
¡Escuchamos el Señor, prestemos atención! ¿Como buenos alumnos en la escuela, necesitamos hacer eso, no lo es? Nuestros profesores nos pasaron las enseñanzas, y porque nosotros prestamos atención, hicimos la evaluación, conseguimos una buena puntuación. En la escuela de la vida de Jesús, nosotros necesitamos estar atentos a Él, porque la evaluación de la vida no va exigir respuestas.
Que nosotros podamos dar buenas respuestas, porque escuchamos Su Palabra, porque practicamos Su Palabra y, consecuentemente, el mundo va ver los frutos, porque estamos dando un buen testimonio. ¡Vamos dar un buen testimonio para este mundo!
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!