“Después le enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse” (Lucas 18,1).
Hoy, domingo, día del Señor, día de rezar, día de estar en comunión más profunda con Dios. En este día, mi hermano y mi hermana, recibimos este Evangelio, esta Liturgia que nos habla que debemos ser insistentes en la oración.
En la Primera Lectura de este domingo, acompañamos la batalla de Israel contra los amalequitas, y que Israel vencía cuando Moises se puso allí, en el monte, en oración con los brazos levantados. Cuando Moises bajaba los brazos, Israel perdía, pero cuando nuevamente él levantaba los brazos, Israel vencía. Y Moises contó con la ayuda también de Arahan e Ur, para mantener sus manos levantadas. Por supuesto que no bastaban los gestos de las manos levantadas, pero el corazón que se levanta, el corazón que esta en oración a Dios. El corazón que confía en Dios vence cualquier batalla.
Y Nuestro Señor contó esta parábola para decir a Sus discípulos de la necesidad de rezar siempre. Y contó la historia de esta viuda delante de un juicio que no temía a Dios, el juez iniquo. y Esta viuda insistió para que este juez hiciese justicia; el juicio tardó, pero hasta que él ha cedido, porque aquella mujer insistió, ella persistio.
Que el Señor te encuentre perseverante en la Palabra de Él; insistiendo hoy, mañana y después
Mis hermanos, es así que nosotros debemos ser en nuestra vida de oración. Es así que nosotros debemos ser en nuestra vida cristiana: persistentes e insistentes.
Cuando tu quieres mucho algo, tu tienes que buscar mucho. Esta mujer quería mucho que este juez hiciese justicia y él lo hizo. ¿Será que el Padre del Cielo no nos va hacer justicia también, delante de los pedidos que nosotros hacemos a Él? Pero es necesario insistir, es necesario persistir. Es necesario confiar, es necesario estar en el camino, es necesario estar con Él siempre.
hagamos como esta viuda, seamos perseverantes en la fe, seamos perseverantes en nuestro camino con Dios.
Y, en el final del Evangelio, Jesús presentó esta interrogación: “¿Pero será que cuando el Hijo del Hombre volver, Él va encontrar fe sobre la tierra?”.
En otras palabras, el Señor esta diciendo — menciono el ejemplo de aquella mujer persistente —, Él esta diciendo a cada uno de nosotros: “¿Será que cuando yo volver, voy encontrar personas perseverantes? ¿Será que cuando yo vuelva, voy encontrar personas insistentes en vivir mi Palabra, en vivir la caridad? ¿Será que voy encontrar hombres y mujeres de fe sobre la tierra?”
¡La respuesta es tuya y mía! Que Él nos encuentre en oración, que Él nos encuentre persistiendo en la Palabra, en vivir la Palabra, que Él nos encuentre viviendo la caridad. Sí, que el Señor encuentre fe sobre la tierra, que Él me encuentre perseverando y que Él te encuentre perseverante en la Palabra de Él; insistiendo hoy, mañana y después.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!