En aquel tiempo: “Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero?” (Mateo 13, 54-58).

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¡Hoy es día 1º de mayo, día de San José Operario! Esta fiesta que nosotros celebramos hoy, en la Iglesia, pongámonos a la imagen de San José como un punto de reflexión para cada uno de nosotros. No hay dudas de que San José haya sido, de hecho, un operario, un hombre trabajador, de sudor de cada día. Eso la Palabra de Dios deja muy claro.

El más lindo del Evangelio de hoy es que la sabiduría que las personas reconocen en Jesús no viene milagrosamente de Su naturaleza divina, pero le da Tierra, del Padre José. El padre José que el Padre del Cielo eligio para educar Jesús, para cuidar de Jesús. José asumió su vocación en la vida de Jesús, y Él crecio en sabedoria, donde el propio texto nos asegura eso, fue porque Él tuvo para quien mirar aquí en la Tierra. Jesús contemplaba el rostro del Cielo, y, muchas veces, la Palabra de Dios nos demuestra eso cuando Él se retira para rezar. Pero fue contemplando el rostro amoroso de San José, Su padre adoptivo, que Jesús aprendió también sobre el Padre del Cielo.

Si Jesús crecía en sabiduría, fue porque Él tuvo para quien mirar aquí en la Tierra

El vínculo bello entre Jesús y José, en el Evangelio de hoy, no esta solo en el nível jurídico, como los apellidos que Jesús había heredado, de San José, o incluso en la profesión del padre – habéis escuchado en el Evangelio: “El hijo del carpintero”, que acabo identificando Jesús – pero el vínculo sobre la imagen de José, que quedo impregnada de tal forma en la vida de Jesús, que todo Su ministerio fue enriquecido con los lazos de Su padre adoptivo. Seguramente, cuando Jesús enseño Sus discípulos a llamar Dios de Padre, Él fue iluminado y contagiado con la paternidad de San José. ¡Y como falta, en los días de hoy, en los tiempos de hoy, esta paternidad positiva, padres que marcan sus hijos positivamente por el afecto, por el caracter, por el buen ejemplo, por el respeto a Dios!

Al lado de eso, nosotros tenemos aún la luz que San José lanzo sobre la realidad del trabajo, vivirlo no solo por una realización profesional o personal, pero realizarlo por amor a alguien. José se levantaba, todos los días, para trabajar por amor a su esposa y a su hijo.

Que San José nos enseñe, todos los días, a entregarnos a Dios por amor.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!