“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc 1, 5-17).
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Estamos en la natividad de San Juan Bautista, y el día de hoy no es solo una fiesta para la Iglesia, es una solemnidad dada la importancia del nacimiento de este santo hombre. La Palabra de Dios está diciendo que él reconducirá a muchas personas al camino del Señor.
Mis hermanos y mis hermanas, San Juan Bautista fue quien preparó el camino del Señor y, con su nacimiento, muestra cuánto Dios desea salvar a su pueblo. Él enderezó las veredas, predicó el bautismo para la remisión de los pecados (bautismo de conversión), la importancia de la penitencia, de una vida austera, de profunda santidad, en la cual muchos se sintieron incómodos por sus palabras.
Su nacimiento es para nosotros la señal de que Dios no se olvidó de su pueblo, porque San Juan Bautista preparó un pueblo bien dispuesto para la venida del Cordero de Dios. Nosotros debemos alegrarnos porque el Señor no se olvida de su pueblo. Así como San Juan Bautista recondujo a muchos a los caminos de Dios, Él, por medio de esta palabra, quiere reconducir tu vida a los caminos de la santidad, de la fe, de la doctrina de la Iglesia Católica.
El papel de San Juan Bautista en la historia de la Salvación
En esta solemnidad, debemos alegrarnos porque tenemos a alguien que vino antes de nuestro Salvador para que Él pudiera salvarnos. Nosotros solo tenemos la salvación porque hubo alguien que, antes, preparó un pueblo bien dispuesto para la venida de Jesús. Y, en la cruz, Cristo nos muestra el cumplimiento de la profecía de un Dios que camina con su pueblo, el Emmanuel, el Dios con nosotros.
Por eso queremos pedirle a Dios la gracia de vivir una sincera y verdadera conversión a partir del nacimiento de San Juan Bautista, que recondujo muchos corazones que estaban extraviados, viviendo una vida lejos del Señor y fue para la humanidad una flecha que nos apuntó al verdadero Dios, Jesucristo, aquel que vino a salvar a su pueblo, que vino a dar vida nueva y que sigue renovando los corazones.
No sé cómo te encuentras hoy, pero quiero decirte que Dios te reconducirá, hoy, al buen camino, por eso renuncia a la vida vieja. Eso fue lo que Juan Bautista vino a realizar con su nacimiento, reconduciéndonos de los malos caminos para hacer la voluntad de Dios. ¿Deseas hacer la voluntad de Dios? Queda ahí esa pregunta. A partir de la solemnidad de San Juan Bautista, endereza tus caminos y vuelve al Señor.
Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y te dé la perseverancia de aquel que llegará a hacer su voluntad.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!