26 Feb 2022

Que tu corazón sea semejante como de un niño

“Algunas personas le presentaban los niños para que los tocara, pero los discípulos les reprendían. Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: “Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. En verdad les digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.” Jesús tomaba a los niños en brazos e, imponiéndoles las manos, los bendecía” (Mc 10, 13-16).

El hijo de Dios podía tocar un enfermo, podía tocar un endemoniado, podía tocar un pecador, pero no podía tocar un niño. Mire, en la cabeza de los discípulos, ellos quieren conectar Jesús solo a las actividades que ellos juzgan serias y pertinentes, aquel viejo vicio de juzgar de maestro, ¿te recuerdas?” El maestro mando”. ¿Quién somos nosotros para saber cuales son los intereses de Dios, a las prioridades de Dios? En el Reino de Dios, todos son importantes.

El niño (solo para recordar que), en la época de Jesús, no era ni contada. Hoy, solo algunos niños son contadas también, nuestro contexto no cambia. Cuantas son impedidas aún hoy de ser tocadas por Jesús, aquellas que son abortadas, aquellas que son abusadas y exploradas por el tráfico de drogas, exploradas sexualmente, aquellas maltratadas dentro de casa, aquellas sin acceso a la educación, al alimento, a una vida digna. ¡Jesús aún hoy necesita tocar en los niños! Y, al decir eso, yo y tu necesitamos comprometernos para que estas realidades desaparecen y los niños sean también destinatarias de la grandeza del amor de Dios y se sienten de hecho, amadas.

El niño es expresión de necesidad de ser amado, de ser acogido, y esta es nuestra relación con Dios, nosotros dependemos de Él. Así como el niño es dependiente de aquellos que cuidan de ella, nosotros somos dependientes de Dios.

Sin el corazón de niño, no se puede llegar jamás al corazón del Padre

“Los discípulos las reprendían”, la traducción original es: “Gritaban con ellas”. Ellos rechazan esta necesidades de ser cuidados, ellos no quieren identificarse con aquellos que necesitan totalmente de un otro, como los niños, porque tiene aún en la mentalidad la autosatisfacción, la independencia, el referenciarse a sí mismo.

Los discípulos quieren impedir ese encuentro de Jesús con los niños, ese encuentro entre la ternura de Dios y el hombre carente de amor, de cuidado, de toque, de sentir gente, de sentirse vivo en ese mundo. Los niños no eran contadas, ellas tenían necesidades de sentirse vivas, de sentirse importantes, y los discípulos quieren prohibir ese encuentro.

¡Cuantas veces somos obstáculos en la vida de las personas para que esta encuentren el amor de Dios! ¡Cuantas veces, por causa de nuestro contra testimonio, somos ese obstáculo entre la ternura de Dios, la misericordia de Dios y el corazón de nuestros hermanos! Rompamos eso dentro de nosotros, rompamos dentro de nosotros esta barrera. Dijo la Palabra que Jesús se enfadó porque Él sabe que, sin el corazón de niño, no se puede llegar jamás al corazón del Padre.

Pidamos al Señor la gracia, en primer lugar, de convertirnos niños, acogedores del don de Dios, acogedores de la bondad de Dios; y, después, también convertirnos esa expresión en la vida de nuestros hermanos, incluso de nuestros niños.

Sobre todos vosotros, la bendición de dios Todopoderoso. Padre y Espíritu Santo. ¡Amén!

Pai das Misericórdias

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