“Ahora yo les digo a ustedes: se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos” (Mt 21, 43).
Comenzamos la reflexión de este Evangelio dominical con esta sentencia de Jesús. Él esta diciendo que, se no producimos frutos, el Reinos de Dios sera quitado de nosotros y entregue a un pueblo que produzca frutos. El Reino de Dios no es estéril, él produce frutos y más frutos.
A partir de la propria parábola de los vinatero deshonestos, que simplemente cogieron lo que era para ellos cuidaren, porque aquella viña pertenecía al propietario, cuando ese mando sus emisarios para prestaren cuenta de como estaba la viña, aquellos vinateros despreciaran, golpearan y hasta mataran algunos, ofendieran otros, por fin, despreciaran los enviados del propietario para no prestaren cuenta a él. Por fin, el propietario envió también su proprio hijo; y los vinateros dijeran: “Vamos matar a él luego porque es el hijo y, así, tomaremos posesión de todo”.
La parábola que Jesús esta contando es muy dura y cruel porque esta nos contando una tragedia. Los vinateros estaban matando los enviado del propietario de la viña y, después, matando el proprio hijo de él.
Cuando miramos para la historia y, especialmente, para la historia de la Salvación, sepamos que fue lo que hicieran con Dios. Porque cuando Dios envío sus emisarios, profetas, sus sacerdotes, los patriarcas como mando en el Antiguo Testamento, ellos fueran despreciados, muchos fueran muertos e ignorados. Pero no es solo en el pasado, es en el presente también; es en el presente que la Palabra de Dios es despreciada, que la voz de Dios es ignorada, que los profetas son despreciados.
Podemos producir frutos, si no ignoramos ni despreciamos la presencia amorosa de Dios entre nosotros
Tal vez, no queremos escuchar ese o aquel profeta y queremos escuchar el proprio Dios hablando a nosotros. Dios envío Su proprio Hijo; y con Él fueron muchos más crueles porque mataron a Él.
No preciso decir que, en los tiempos de hoy, Jesús sigue siendo despreciado, ignorado y muerto. No existe peor forma de matar alguien que ignorar su presencia, distorsionar, despreciar; y no podemos hacer parte de ese grupo o pensamiento homicida.
Los hombres tomaran cuenta del mundo y hacen de él lo que quieren, desprecian e ignoran a Dios. En muchas de nuestras casas, Dios esta siendo ignorando, en muchas de nuestras casas ni símbolos religiosos tenemos más. En nuestras casas se escucha de todo, pero no hay espacio para escuchar la Palabra de Dios.
Necesitamos cuidar para que el Reino de Dios no sea quitado de nosotros y sea dado para quien produce frutos, porque podemos producir frutos, si no ignoramos ni despreciamos la presencia amorosa de Dios entre nosotros.
¡Dios te bendiga!