“¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?” (Lucas 14,28)

Mis hermanos, Nuestro Señor, en el Evangelio de hoy, presenta, primero, la necesidad del desapego: no amar más las personas que a Dios, pero amar más a Dios que las personas. Pero el Señor advierte sobre el siguiente: Pero hagan las cuentas”; y aquí yo lí este versículo para ti: “Con efecto: ¿cuál de vosotros, queriendo construir una torre, no se senta primero para calcular?”.

Jesús esta nos llamando para el discernimiento, Él te llama para el discernimiento en seguir a Él. “¿Será que doy cuenta de seguir a Él? ¿Será que doy cuenta de vivir esta vocación? ¿Será que yo soy llamado a vivir esta vocación?

Quien entra para el servicio de Dios, para el ministerio ordenado, el ministerio sacerdotal, necesita hacer las cuentas. “¿Yo doy cuenta de tener una vida toda donada a Dios y al prójimo? ¿Yo voy soportar vivir el celibato?” Porque, en el sacerdocio, necesito vivir el celibato. Necesito vivir la obediencia — ¿Yo doy cuenta de vivir la obediencia?” —, es necesario hacer las cuentas.

No hables tu sí en el entusiasmo, hable tu sí de corazón y antes haga un discernimientos

Quien eligio el matrimonio también tiene que hacer las cuentas. “¿Yo doy cuenta de compartir la vida con alguien? ¿Doy cuenta de cuidar de los niños? ¿Yo tengo la vocación materna? ¿Paterna?”. Es necesario hacer las cuentas. “En este trabajo que estoy deseando entrar, las reglas son estas, tengo horario para eso, tengo horario para aquello; tengo que realizar ese trabajo; yo voy ser presionado… ¿Yo voy dar cuenta?”. Jesús nos llama a hacer el discernimiento, a hacer las cuentas.

He citado aquí algunos ejemplos de vocaciones y del trabajo aquí en el mundo. ¡Y, si nosotros necesitamos, para este mundo, hacer las cuentas y tener un discernimiento correcto para aceptar, cuanto más con las cosas de Dios!

No hables su sí en el entusiasmo, hable su sí de corazón y habiendo hecho un discernimiento; habiendo hecho los cálculos para seguir y servir a Neustro Señor. Porque no es facil, es una gracia, es una gran responsabilidad, pero es necesario asumir de corazón.

Que el Señor nos ayude a hacer este camino de discernimiento, “de elegir muy bien”, de elegir a la voluntad de Dios y de abrazar la voluntad de Dios, una vez que tu has eligido hacer la voluntad de Dios, en la vocación matrimonial, en la vocación sacerdotal. Que el Señor nos ayude a vivir, con fidelidad, aquello que nosotros elegimos, aquello que tu has elegido. Pero hagas las cuentas, haga el discernimiento, si necesario, busque alguien para acompañarte, para escucharte, para ayudarte a ver; y que puedas dar el paso, con coraje, con alegría.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!