13 Jun 2019

La primera exigencia del amor es el respeto

“Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado ante el Tribunal Supremo; si lo ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado al fuego del infierno” (Mt 5, 22).

¡Que respeto nosotros necesitamos tener unos pata con los otros! La primera exigencia del amor es el respeto, pero, desgraciadamente, dejamos de tener respeto facilmente unos con los otros. Primero en los sentimientos y afectos, porque somos muy impulsivos; y a partir del impulso de la colera, nosotros fácilmente peleamos, gritamos y nos agredimos.

¡Nada justifica cualquier tipo de agresión verbal – tampoco voy hablar de la fisica, porque es crimen! Estoy hablando de cosas vergonzosas que cometemos unos con los otros, incluso, muchas veces, en nombre de la fe.

Nada justifica cualquier tipo de agresión al otro. Hermanos pueden discordar, pero no pueden agredirse. Hermanos pueden tener puntos de vista diferentes, pero no pueden insultar. Hermanos pueden quedar tristes uno con el otro, pero jamás pueden tener falta de respeto.

La exigencia del amor evangélico es muy serio, pero vivimos, muchas veces, un amor que no tiene nada a ver con el Evangelio. No es simplemente el amor donde encontramos nuestros hermanos de iglesia, vivimos bien con quien nos gusta y no tenemos respeto con quien no nos gusta, quien no reza, quien no habla como nosotros, quien no piensa lo que nosotros creemos.

Lo que nos va salvar no es lo que creemos como doctrina, pero es el amor que practicamos y vivimos, es el respeto, que debemos nutrir unos por los otros. No podemos permitir que, en nuestra boca, la cólera este moviendo nuestros sentimientos y afectos, porque si la boca habla de lo que el corazón esta lleno, estamos agrediendo uno a los otros con expresión muy bajas.

Lo que nos va salvar es el respeto que debemos nutrir unos por los otros

El Evangelio nos esta diciendo: “Quien llamar a su hermano de patife va ser condenado”, pero la palabra “patife” es incluso bonita, entre otras que existe agresivas y duras que utilizasmos para tratarnos unos a otros. “Quien llamar a su hermano de idiota o tole, va ser condenado al fuego del infierno”. Nuestras palabras están nos condenando, porque nosotros, de una forma dejamos mejor, utilizamos palabras agresivas para referirse al otro.

Primero, las personas tiene nombre y ellas necesitan ser llamados por el nombre, ella no pueden ser rotuladas por nuestra agresividad. Cuando vamos referirnos aquella persona, llamamos de aquel nombre feo, pesado, agresivo e infernal, que, desgraciadamente, esta trayendo el infierno para nuestro medio.

Neceistamos purificarnos a partir de la boca, especialmente de corazón, para que no seamos condenados por nuestras propias palabras.

El amor es exigente, y una de las exigencias fundamentales del amor es que nos respetemos con lo que hablamos y tratamos los demás.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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