“En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: «En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempo de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos»” (Lucas 17, 26-37).
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Mis hermanos y hermanas, continuando nuestro camino espiritual con la Palabra de Dios, hoy hemos recibido este Evangelio que nos recuerda, por ejemplo, una práctica espiritual de la familia salesiana.
Dentro de la espiritualidad de los Salesianos, existe una práctica llamada Retiro de la Buena Muerte. Es un tiempo para detenerse y organizar la propia vida, para poner en orden todas las cosas, en todos los aspectos, ya sean materiales o espirituales, y sobre todo, para recordar que un día moriremos, que podríamos morir mañana.
El Padre Jonas heredó esta práctica de los Salesianos, y nosotros, como Canção Nova, también hacemos nuestro Retiro de la Buena Muerte, preparándonos bien.
Pues ese habría sido un buen antídoto para los habitantes de la época de Noé y de Lot, que vivían la vida de forma inconsecuente.”Hay que aprovechar el día de hoy”. Y hay mucha gente que vive así hoy en día. Desde el comienzo de la era cristiana, ha habido mucha gente a la que no le importan lo más mínimo los valores eternos, sino que pone su confianza en las cosas de este mundo, en sus atracciones, en sus distracciones.
Necesitamos ese choque de realidad, un choque provocado por la gracia de Dios que nos despierte de todo el letargo en el que vivimos, del desánimo hacia las cosas espirituales
Personas que viven su vida según el calendario civil y no el religioso. Y lo que es peor, cosechan duras consecuencias, como en tiempos de Noé. Las personas se inundan, como en las aguas del diluvio, de angustia, de vacío, de soledad y de pérdida de sentido.
Aquellos que se dejan purificar entran en la vida y se encuentran con Cristo, los que no mueren en sus fantasías y pecados. Otros cosechan las consecuencias como en tiempos de Lot, se paralizan, se convierten en estatuas de sal, pierden el dinamismo de una vida en el espíritu para vivir una vida paralizada por el pecado y las pasiones carnales.
Necesitamos ese choque de realidad, un choque provocado por la gracia de Dios que nos despierte de todo el letargo en el que vivimos, del desánimo hacia las cosas espirituales, un choque saludable que nos haga pensar que solo tenemos el día de hoy para hacer el bien y ser hombres y mujeres de Dios.
¿Qué deberías hacer si solo tuvieras el día de hoy? Un cristiano nunca puede vivir sin pensar que mañana puede ser el día de su encuentro definitivo con el Señor Jesucristo. Tanto si vamos a su encuentro en nuestra muerte como si viene en su segunda venida, que en ambas realidades nos encuentre preparados.
Descienda sobre todos ustedes la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.