“En aquel tiempo, Jesús fue hacia los Jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, dijo a ellos: Oíd otra parábola: Fué un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la dió á renta á labradores, y se partió lejos” (Mt 21, 33).
Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:
Mis hermanos y mis hermanas, estamos de vuelta con nuestra Homilia Diária. ¡Que bueno reencontrarlos aquí en nuestro canal! Voy detenerme en el versículo 33, porque él nos da una gran noción sobre el cuidado de Dios con Su obra más preciosa: el ser humano.
Aquí, están condensado todos los actos creadores de Dios. Se habla de un proprietario – en realidad, la palabra utilizada es oikodespotes, que quiere decir “dueño de cada”, “jefe de familia”. Esta palabra se refiere a Dios, que sabe muy bien lo que es un ambiente vital para nosotros, seres humanos. Aquello que llamamos de de Sitz im Leben, aquel ambiente vital, aquel privilegiado. Dios sabe que sus hijos tiene necesidad, Él sabe como funciona una casa.
Bueno, después, nos habla que él [propietario] sembró una viña; esa viña retoma la imagen de aquel jardin del Eden, creado para nutrir el ser humano, el alimento necesario para sobrevivir, lo que es esencial. La casa del Señor se establece en Su viña, entonces, ese es el lugar para que el ser humano pueda sobrevivir.
Después, nos habla la Palabra, que él puso una cerca alrededor; este limite es el confín, es el limite que separa el jardín del desierto. No es una presión, pero es una demostración del limite. Nadie vive sin limites; por naturaleza, somos seres limitados. Quien sabe poner limites en la propia vida experimenta la gracia de Dios y quien no sabe experimenta, muchas veces, el desierto.
No es crear un gueto cuando nos habla “poner una cerca”, pero es un oasis donde no falta nada. ¡Dios nos pone en condiciones que no nos falta nada!
Son los ojos de la ternura y de la sensación de ser amado, objetivo de la protección y del cuidado de Dios
Poner, después, en esta viña, un lugar donde va germinar siempre el vino nuevo, el vino de la alegría constante, la felicidad constante, duradero y perenne que Dios ofrece a sus hijos.
Después, la Palabra nos habla que él ha construido una torre. Aquí, en referencia a Dios, a los ojos de Dios, pero no son los ojos del juicio ni de la penalización, pero son los ojos de la ternura y de la sensación de ser visto, de ser amado, visto, propósito de la protección y del cuidado de Dios – esta torre de guarda.
Después, él arrendó el viñatero, él entrego el ser humano en las manos del Hijo y del Espíritu Santo; dos viñatero que van dar todo de sí para el ser humano, para representar los hijos de Dios al Padre.
Por fin, nos habla que él viajo para el extranjero; no es señal de un abandono de la parte de Dios, no es desinterés de Dios por nosotros, pero es la expresión de la libertad con la cual fuimos creados. Somos libres para seguir, desarrollarse, madurar, transformar el mundo, cuidar de él, humanizar a ellos y cuidar, principalmente, por todos los seres humanos, sea ellos lo que sean, la libertad que Dios pone en nuestras manos. Él no esta lejos, Él esta cerca de nosotros y nos guarda!
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!