“En aquellos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles” (Lucas 6, 12-13).
Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:
Mis hermanos y mis hermanas, un texto también conocido de todos nosotros, muchas veces reflexionando en un aspecto vocacional de la elección de Dios. Pero es interesante observar lo que parece aquí en el texto del Evangelio.
El currículum de los apóstoles fue, juiciosamente, valuado por Jesús en oración durante toda una noche. La Palabra de Dios fue muy clara: “Toda la noche en oración a Dios” para elegir el nombre de los doce apóstoles.
¿Qué criterios nuestro Señor utilizo para esta elección? ¿Cómo sera que fue decir y pensar con Él mismo? — “Ese sí, ese no”. Jesús eligio Sus apóstoles, Él paso el nombre de cada uno de ellos delante de DIos en oración.
Permanecer con Cristo requiere un acto diario de nuestra voluntad
¡Y no eligio un grupo uniformado, tenemos la nitidez de eso! No eligio hombres de una misma línea de pensamiento, no eligio los puros, no eligio los humildes ni los de un mismo temperamento, no eligio los de una misma corriente espiritual. Él eligio diversamente. ¡Esta es nuestra Iglesia, esta es la belleza de ser Iglesia!
Somos distintos, pensamos distintos, tenemos ideas distintas, forma de rezar distintas, cultuamos Dios de várias formas, en várias ritos. Es la riqueza de nuestra Iglesia, es la riqueza de lo que somos.
Podemos preguntarnos: “¿Jesús equivoco al elegir Judas?” (porque él esta aquí en el final de la lista). ¡Absolutamente no! Porque Cristo sigue haciendo lo que el Padre hizo. Él hizo y creo Sus hijos libres para elegir.
Jesús llamo los Suyos y los mantiene libres para elegir el contrario, pensar el contrario, hacer el contrario. Por supuesto que el precio de vender la elección divina fue caro para Judas, y él tuvo que pagar un precio.
Permanecer con Cristo requiere un acto diario de nuestra voluntad, un acto de someternos libremente a las exigencias del Reino. Reino es exigente es para todos , pero cada uno necesita dar su respuesta al llamamiento de Cristo a una vida en santidad, a una vida que corresponde a la altura de la dignidad que recibimos.
Él nos llamó, nos llamó diversamente, y la gracia de Dios es que nos mantiene unidos. Si nosotros estamos unidos a Cristo, estamos unidos unos a los otros, a todos nuestros hermanos.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
