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Hermanos y hermanas, el Evangelio de hoy nos habla de la oveja perdida y también de la moneda, es decir, habla de la alegría de encontrar lo que estaba perdido en el momento; allí, la oveja, pero también la moneda que fue encontrada y después quien la encontró tuvo gran alegría, afirma el Evangelio.

Rescatar al perdido

Jesús utiliza estas palabras para revelar un poco de su misión, que es rescatar a los que estaban perdidos. Así, lo contrario de perdido es ser encontrado, podemos decirlo así, ser encontrado por Jesús. Este ser encontrado genera gran alegría en quien lo encuentra.

Perdido, hermanos y hermanas, recuerda la palabra perdición, y lo contrario de perdición es salvación. Jesús vino para ofrecernos la salvación y sacarnos de la perdición. Entonces, permitamos que este juego de palabras nos introduzca en el Evangelio para transformar aquellas realidades, que son realidades de perdición en nosotros. ¿Cuántas veces nos encontramos perdidos y necesitamos ahora ser encontrados?

Ser encontrados es ser salvados. Somos salvados por la presencia de Jesús. Entonces, hermanos, hermanas, la oveja y la moneda encontrada expresan la alegría de Dios con aquellos que son encontrados para el reino de los cielos. Entonces, que hoy abras tu corazón para ser encontrado por el Señor y, siendo encontrado por el Señor, Él se alegrará y también tú te alegrarás por insertarte en las realidades del reino de los cielos.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!