“María dijo entonces: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lucas 1, 38).
Mi hermano, mi hermana, hoy nosotros conmemoramos Nuestra Señora Reina. Fue una fiesta instituida por Pio XII, esta conectada junto a la fiesta de Cristo Rey, Cristo Rey del Universo, Él nació, entonces, de la Reina. Y, después, el Papa trajo esta fiesta para después de la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora.
Pero conmemorar, mis hermanos, esta fiesta de la Madre Reina, debido a ella ser la madre del Rey. Cristo es el rey; el Rey del Universo; el Salvador; Nuestro Señor; Él es el Rey.
Y conmemorar Nuestra Señora como Reina es como Aquella que se puso a servicio del Rey, Aquella mujer que dijo “´si” a Dios. Nosotros conmemoramos Nuestra Señora con ese título, y podemos y debemos honrar a Ella, como ella mismo ya dijo en el Cantico del Magnificat: “Todas las generaciones van llamarme de Bendita”.
Nosotros honramos Nuestra Señora – Nosotros tenemos las letanías, tenemos muchas iglesias que son dedicadas a Ella -, pero honramos Nuestra Señora Reina porque, de hecho, ella es la Madre del Rey Jesús. Y Conmemoramos la Madre, que es Reina, porque Ella nos ha dado la vida, Jesús; conmemoramos la Madre Reina, que no sentó simplemente en el trono para mandar, pero Aquella Reina que se puso a servicio, que dijo: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”
Que Nuestra Señora Reina nos inspire para vivir, hoy, la santidad
Nosotros honramos y nosotros alabamos Nuestra Señora, por causa del Rey Jesús. Y, por supuesto, nosotros miramos para las virtudes de Nuestra Señora, la vida que Ella nos ha dado. Su sí nos ha dado el alimento, Jesús; Su sí nos ha dado la vida, Jesús; Su sí nos ha dado la liberación, Jesús.
Ella fue Reina, pero fue una Reina que, de hecho, se puso a servicio del Reino de Dios. Reina porque es Madre del Rey, pero Reina, aún más, porque sirvió con amor.
Pidamos la intercesión de Neustra Señora, en este día, que Ella interceda por nosotros. Ella es la Reina, Ella esta en el Cielo, en la Gloria; y Ella intercede por nosotros. Pero vamos honrar nuestra Madre, honrar nuestra Reina, también imitando a Ella, nos poniendo a servicio. Honremos nuestra Madre Reina, siendo obedientes al Padre. ¡Honremos nuestra Madre y Reina, viviendo la santidad de cada día!
Que Nuestra Señora Reina ruegue por nosotros, que Nuestra Señora Reina nos inspire para vivir, hoy, la santidad, para vivir, hoy, la Palabra de Dios.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!