“De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mt 5, 17-19).

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Quiero hablarte a ti, mi hermano, mi hermana, que Jesús nos garantiza que quien obedece los mandamientos de Dios y los practica será considerado grande en el Reino de los Cielos. Quiero traerte los valores que el mundo ha invertido en los tiempos actuales. Hoy, queremos ser grandes ante este mundo, hacer cosas para mostrar a las personas y no para agradar a Dios. Queremos agradar más a los hombres que al Señor.

Dios solo nos pide una sola cosa, que cumplamos los mandamentos, que vivamos en coherencia, en testimonio, que dejemos nuestra vida vieja atrás y nos revistamos de la vida nueva que Cristo vino a traernos y de la cual debemos ser testigos.

En los tiempos de hoy, incluso entre nosotros los cristianos, falta testimonio. ¡Y qué tristeza cuando tenemos toda la comprensión de los mandamientos de Dios, de su doctrina, pero no tenemos la capacidad de cumplir todo eso!

Rompiendo con la hipocresía y la incoherencia

No cumplimos porque no podemos, no cumplimos porque no queremos comprometernos, porque comprometerse va a exigir de nosotros renuncia. Comprometerse va a hacer que miremos a las cosas que tenemos y necesitemos quitar algunas de ellas, porque no convienen a un cristiano.

Jesús está hablando: “Quien practica los mandamientos será grande en el reino de los cielos”. Pero vuelvo a decir: no queremos comprometernos; nosotros no queremos. Necesitamos retirar de nuestra vida todo aquello que es viejo. O continuamos viviendo en la mezquindad o continuamos viviendo una vida que no va a hacer que consigamos progresar en la voluntad de Dios.

¡Salgan de esa situación, mis hermanos! Así como yo también necesito mirar mi vida y salir de esas situaciones que me llevan lejos de la voluntad de Dios.

Lo que más le he pedido a Dios, en mi ministerio sacerdotal, es la humildad, porque quien es humilde puede reconocerse dependiente de Dios, por eso hará siempre su voluntad. No buscando las grandezas ni las glorias de este mundo, sino la gloria de Dios, su voluntad.

Pido que Dios nos ayude a cumplir los mandamientos para ser considerados grandes en el Reino de los Cielos.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!