“En aquel tiempo, viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16,13-23)
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Hermanos y hermanas, hoy estamos celebrando, con toda la Iglesia, el día de Santo Domingo de Guzmán. Él es el fundador de la orden de los dominicos y también se le atribuye una aparición de Nuestra Señora en la que ella le habló sobre la devoción al Rosario. Así, él difundió y extendió la devoción del Rosario como principio de conversión de los herejes y para la salvación de los fieles.
Por eso los dominicos son considerados los guardianes del Rosario. Que el Señor nos conceda también la gracia de rezar constantemente por la conversión de los pecadores, pidiendo siempre la intercesión de Santo Domingo, fundador de esta orden también considerada la orden de los predicadores.
Que él también guíe a aquellos que tienen el don de la palabra, que están predicando y anunciando, que interceda por mí, en esta homilía también, y por tantos sacerdotes y laicos que en este día también están anunciando la palabra de Dios.
¿Quién es Jesucristo para ti?
En el Evangelio, vemos la pregunta que Jesús hace y cómo muestra interés primero en saber lo que todo el pueblo dice sobre él. Vimos que algunos dicen que es Juan Bautista, Elías, algunos profetas, Jeremías, pero también Él hace la pregunta directamente a los discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Jesús hace esta pregunta directamente, a nosotros hoy.
Que podamos responder como San Pedro, conscientes de la identidad divina de Jesús. Esa identidad que moldea nuestra vida y nuestro comportamiento. Aquí Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Que sea esa realidad del contacto cotidiano con Dios, que se acerca a nosotros, la que haga que tengamos nuestras elecciones y nuestros pasos muy seguros en la palabra de Dios, en la palabra de la verdad y en un camino de fe.
Después de esto, Jesús le dio la llave a San Pedro cuando dijo: “Yo te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo”. Entonces, San Pedro recibe esta gran misión de atar las cosas terrenales con las cosas celestiales, las cosas materiales con las cosas espirituales. Que nosotros también sepamos en nuestra vida atar, integrar las dos realidades. Aquello que hacemos aquí, pero sin olvidar que en todo esto somos guiados y dirigidos por realidades espirituales, por realidades sobrenaturales. Que así sea en tu vida.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!