“Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?” (Lucas 12,55-56).
Mis hermanos, cada vez más Nuestro Señor nos llama a la conversión y nos llama a la atención, a estarnos atentos a lo que esta ocurriendo.
Jesús llamo allí la atención de aquella multitud porque ellos conseguían discernir las señales de la naturaleza, ellos conseguían identificar cuando venía la lluvia y cuando iba hacer calor, pero ellos no estaban consiguiendo percibir las señales del tiempo presente.
Mis hermanos, necesitamos tener esta sensibilidad para percibir el tiempo presente. Sensibilidad para entrarnos aún más en contacto con Dios; sensibilidad de mirar para el hermano, para el prójimo y verificar: “Aquel hermano necesita de mí oración, necesita de mis manos extendidas”.
Cada vez más Nuestro Señor nos llama a la conversión, nos llama a estar atentos a lo que esta ocurriendo
Esta sensibilidad — si nosotros tenemos tiempo, calor, frío, lluvia —, necesitaríamos aún más tener esta sensibilidad sobre las cosas del Alto, sobre las cosas de Dios. ¿Y lo que el Señor nos habla con el tiempo presente? ¿Será que Nuestro Señor no esta nos llamando hoy a la conversión, a una conversión más profunda? ¿Será que Nuestro Señor, en el tiempo en que nosotros estamos viviendo, sera que Él no esta nos llamando a una oración más ferviente? ¿Las señales y el tiempo presente, no nos llama a vivir más la caridad, mis hermanos?
Que podamos estar a las señales de nuestro tiempo, el Señor nos llama, mis hermanos. ¡Él nos llama a ese tiempo a la conversión, conviértete! Nuestro Señor nos llama en este tiempo a la oración más intensa. Nuestro Señor nos llama, aún más, en este tiempo a la caridad, a esta sensibilidad. Pidamos esta gracia a Nuetsro Señor, en este día, en este momento, esta sensibilidad a las señales espirituales, a las señales del tiempo presente.
Él nos llama a la conversión, Él nos llama a la vida de oración, Él nos llama a la caridad con nuestro prójimo. Que podamos atentos, mis hermanos, a las señales de tiempo presente. ¡Amemos a Dios, amemos nuestro hermano!
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!