En aquel tiempo, dijo Jesús a Tome: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Jn 14, 6-9).
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Mis hermanos y mis hermanas, hoy, nosotros celebramos la fiesta de los Apóstoles: San Filipe y San Tiago. De uno de ellos, Filipe, nosotros tenemos una pregunta aparentemente tonta, pero que nos ha rendido una de las más bellas revelaciones de Cristo: “Quien me ve, ve el padre”. A veces, necesitamos de personas así corajosas paa hacernos algunas preguntas, porque nosotros tenemos cosas preciosas a partir de esta osadia de preguntar.
El rostro del Padre es lo que da sentido a todas las cosas de nuestra vida, es él que nos hace dar sentido incluso en lo que, aparentemente, no hay sentido. Jesús revela que es Él rostro del Padre oculto hace muchos siglos, no porque Dios nos quiso deja engañados, pero porque nosotros mismo desfiguramos el verdadero rostro del Padre.
Por siglos, ese rostro fue presentado con características que no son reales, con expresiones que no corresponden a Dios, y fue Jesús a revelar el secreto de la verdadera semejanza de Dios, del rostro de Dios; y fue nuestro corajoso Filipe “quien ha dado la cara se golpear” aquí en el episodio – nosotros usamos esta expresión: “damos el rostro para golpear”. Parece divertido: “Él ha dado el rostro para llamar y recibir la revelación del rostro de Dios”. A veces, es necesario tener el coraje de exponerse para ver la acción de Dios, para ver Dios responder a nuestros llamamientos.
Jesús revela que es Él el rostro del Padre oculto
Al lado de Filipe esta otro Apostol: Tiago. Tiago era primo del Señor, pero su posición parental no ha rendido un nepotismo de suceso ni de poder, pero ha rendido la espada: dar la vida por Cristo. ¡Cuanto más cerca de Jesús, menos ventajas y más amor ablativo, eso es una verdad! San Tiago participo del Concilio de Jerusalén, incluso, proponiendo algunas reglas para el convivio pacifio entre los cristianos que eran provenientes del judaísmo, y los cristianos que era paganos. Tu sabes que existia un conflicto allí en el comienzo, y fue San Tiago que propone un convivio pacifico entre ellos. ¡Que lindo testimonio de comunión!
¡Como nosotros necesitamos de estos ejemplos en los tiempos de hoy! Porque hay muchos que utilizan el poder o la posición que ocupan para crear reglas que dividen; y nosotros necesitamos de personas que unen los corazones. Si somos íntimos de Cristo, como nosotros decimos ser, necesitamos actuar para la comunión entre nuestros hermanos, especialmente aquellos que son muy diferentes de nosotros, los que piensan diferente de nosotros. Por eso nosotros recuerda San Tiago. “La fe sin obras es muerta”. No basta decir: “Yo soy de Cristo”, necesitamos demostrar que somos de Cristo.
Pidamos la intercesión de estos dos grandes apóstoles para que nuestra vida, de hecho, sea una vida cristiana.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!