Lo que nunca puede faltar en la vida de un cristiano es el testimonio del perdón

“El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, ella les obedecería” (Lc 17, 6).

Hoy, el Evangelio nos presenta tres elementos fundamentales para la vida de un discípulo, de un seguidor de Jesucristo, Nuestro Señor y Maestro. El primer de estos elementos es el testimonio de la vida. Es solo por el testimonio que evitamos escandalizar los pequeños.

Jesús es muy represivo y duro a aquellos que practican escándalo. Practicar escándalos quiere decir, justamente, quitar la fe del corazón de las personas, no testimoniar lo que creemos.

El discípulo de Jesús debe, de todas las formas, primero, evitar escandalizar y, segundo, testimoniar con la vida lo que creemos.

Una de las mejores formas de testimoniar es por la fuerza del perdón. Un discípulo de Jesús que no perdona, no testimonia el amor de Dios en su corazón. El discípulo de Jesús que vive cultivando odio, resentimiento, tristeza contra tu hermano y no consigue perdonar, escandaliza. Una pareja que vive junto y no se perdona, no se reconcilia, causa escándalo para los hijos y para otros. A veces, la persona esta testimoniando en la Iglesia, esta rezando, pero no vive el testimonio del perdón y de la misericordia.

Si el hermano pecar contra nosotros siete veces en uno solo día, siete veces debemos perdonarlo. Pero; ¿Cómo vamos perdonar? Por la experiencia con la Palabra de Dios.

Cuando digo perdonar, no es ser complaciente con el error del otro. Perdonar quiere decir: no vivir con odio y resentimiento con el error que el otro hizo, porque es nuestro corazón que quedará herido.

El perdón reconstruye y levanta el otro. El perdón exige, con seguridad, reconsideración de las actitudes, de los hechos, de la convivencia y así por delante. Pero, lo que nunca puede faltar en la vida de un cristiano es el testimonio del perdón. Tal vez, tu puedas preguntar: “¿Como voy conseguir perdonar si no tengo tanta fe para eso?”. No es necesario tener mucha fe.

Jesús nos esta diciendo que si nuestra fe es pequeña como una mostaza, diremos para ese resentimiento: “Sal de aquí, si no consigo por mis fuerzas humanas, que yo consiga por la fe, arrancar las “plantas” que están dentro de mi corazón. Plantas venenosas y peligrosas para mi vida y para mi salud”.

Estas plantas son, sin duda, las plantas que tenemos de perdonar en esta vida. Si no conseguimos perdonar por nuestras fuerzas, que perdonemos por la fe y por el amor. Si no conseguimos, es necesario buscar en Dios esta fuerza.

El mejor testimonio que podemos dar al mundo, es el de testificar como perdonamos y amamos unos a los otros.

¡Dios te bendiga!