“En aquel tiempo, dijo Jesús: Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos” (Mt 9, 14-17).
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Miren, hermanos y hermanas mías, un remiendo de tela nueva en ropa vieja no funciona. Vino nuevo en odres viejos tampoco funciona. ¿Qué novedad es esta sino la vida nueva en Cristo Jesús?
Para acoger esta novedad de Cristo se necesita una lógica religiosa nueva. Esa lógica antigua se basa en las prácticas espirituales como una verdadera actuación para sentirse mejor consigo mismo o mejor que los demás. Se practicaban ciertos preceptos y se realizaban ciertos ritos solo para mostrar a los demás cierta imagen de persona espiritual, pero vacía por dentro.
Cuidado con la fe superficial: el vino nuevo exige odres nuevos
En nuestro mundo actual, el de las visualizaciones, hay quien se enorgullece del número de visitas que recibe. ¿Estarán realmente conduciendo a esas personas a Cristo o a sí mismos? El peligro del narcisismo nos ronda constantemente. Si no existe coherencia entre mis prácticas espirituales y mis acciones en el día a día, soy un idólatra de mi propia imagen y estoy llevando a muchos a idolatrarme, alejando a esa gente de Cristo. ¡Un peligro!
Hay muchos cristianos narcisistas ocupando el lugar del esposo, que es Cristo. Por eso un corazón viejo en el discipulado echa a perder el vino nuevo del Espíritu. Una vida vieja que se arrastra en el tiempo estropea las vestiduras adquiridas por Cristo con su muerte.
Nosotros nos revestimos de Cristo. Asumimos, con la gracia de nuestro bautismo, una vida nueva, vestiduras nuevas. Y en Cristo Jesús, a partir de nuestro encuentro personal con él, asumimos el don de una vida completamente nueva. Vivamos así. Permitamos que el Señor llene nuestro corazón con su gracia.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!