“Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo” (Mateus 1,20).
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Tenemos también como personaje de la Sagrada Escritura, que nos ayuda a celebrar la Navidad del Señor que se acerca, la imagen de José. José, como dijo la Sagrada Escritura: el hombre justo.
¿El hombre justo es aquel que observaba la Ley? ¡Sí! El hombre justo es aquel que también hacia la voluntad de Nuestro Señor, del Padre del Cielo.
Es interesante que, en la Sagrada Escritura, los autores no dan ese titulo, no dan esta virtud a muchas personas no. Por ejemplo, Abrahan también es conocido como “el justo”, ¿es un otro personaje? José. Él es considerado justo también.
En el costumbre judaíco había – podemos decir así – dos fases en que los novios, las parejas vivían hasta llegar el matrimonio. La primera fase era aquella como que un “compromiso” aún, no se cohabita, pero se verifica la residencia, por ejemplo. Entonces, ya había allí un compromiso. Y, después, la celebración en sí, la santificación en sí mismo, y entonces sí los novios cohabitan, están juntos.
No tengamos miedo de recibir María que nos da el Cristo, no tengamos miedo de recibir la salvación
La situación en que María quedo embarazada fue en ese primeiro momento, del matrimonio, ellos, aún como novios, no vivían juntos, y ella quedo embarazada por la acción del Espíritu Santo, y José no sabía evidentemente de eso, pero, siendo justo, no quisó difamar, no quiso denunciar a ella.
Él quiso en secreto. Es decir, San José, de alguna forma, estaba asumiendo para sí la culpa, pero el Ángel del Señor visito a él, tranquilizo el corazón de José. Dijo a él: “No temas, José recibir María como tu esposa, porque Ella va concebir por la acción del Espíritu Santo. Ella va concebir el Mesías, el Cristo, el Emanuel, aquel a quien tu vas a dar el nombre, aquel a quien tu vas a responsabilizar”.
Mis hermanos, José, el gran patrono de la Iglesia, cuido de estos tesoros de la Iglesia: el Cristo y María. Él no tuvo miedo de recibir María, porque cuando recibió a ella, él estaba recibiendo Jesús; al recibir Jesús él recibe la salvación.
Mis hermanos, no tengamos miedo de recibir María que nos da el Cristo, no tengamos miedo de recibir la salvación. De ningúna forma nuestra devoción, nuestro amor por Nuestra Señora nos aparta de Cristo, por el contrario, nos acerca aún más de Él.
Que nuestra devoción y nuestra espiritualidad mariana crezca aún más, porque Ella nos lleva a Cristo, nos lleva a la salvación que es Cristo. A ejemplo de José, acojamos María, acojamos Jesús, acojamos la salvación.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!