03 Feb 2019

No expulsemos Jesús para fuera de nuestra vida

No podemos expulsar Jesús de nuestra vida, debemos aceptarlo como Señor y Salvador

“Levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo” (Lucas 4, 29).

Jesús estaba de vuelta a Jerusalén, en la ciudad de Nazaré. Él nació en Belén pero fue creado en Nazaré; en esta ciudad Él recibió toda la instrucción, educación y formación. Él recibió, de hecho, todos los valores que, de de forma evangélica, trajo para nosotros.

Fue en Nazaré que sus padres Lo crearan. Y, nosotros, muchas veces, asumimos el lugar donde fuimos creados como si fuera nuestra cuna. Y, por ese motivo, el llamado de Jesús de Nazaré, porque fue allá que Él desarrolló toda Su vida. Y, cuando ya adulto y comenzando Su misión publica, Él volvió para aquella sinagoga, tomo la Palabra de Dios y la asumió para Si mismo. ]

Las personas se admiraban con las palabras llenas de sabiduría que brotaban de la boca de Jesús. Pero no bastaba admirar, era necesario creer, asumir, tomar posee y aceptar a Jesús como Señor y Salvador.

Muchas veces, somos como aquellas personas: admiramos las cosas de Dios, pero no tomamos posee. Y, si no tomamos posee, si no aceptamos a Jesús como Señor y Salvador, si no permitimos que la Palabra de Él nos provoque cambio de vida y conversión, vamos rechazarlo.

Cuando el Maestro dijo que ninguno profeta es bien recibido en su patria, es porque Lo recibieron como amigo, pero no lo recibieron como el Señor; y no recibirán la palabra de Él para que ella entrase en la vida de ellos. Por eso, después de todo aquello que Jesús dijo, anunció y proclamó, incluso sobre la incredulidad de ellos, ellos quedaron furiosos, levantaran y expulsaran Jesús de la ciudad.

Miren que tragedia, la propia ciudad que vio crecer, los amigos, vecinos y parientes de Él expulsaran a Él de la ciudad. Ellos Lo llevaron para un alto monte con la intención de tirarlo en el precipicio. Entonces, Él salio del medio de ellos y continuo Su camino.

Jesús quiere entrar en nuestra casa, en nuestra vida y familia, sin embargo, para transformar nuestra casa, cambiar nuestra vida y hacer la diferencia, no podemos expulsarlo de nuestro medio. No vamos poner Jesús para fuera de nuestra vida.

La sociedad pagano en que vivimos expulsa Jesús en muchas actitudes, además, nosotros que somos sus discípulos, no podemos hacer lo mismo. Necesitamos acogerlo, amarlo y dejar que la Palabra de Él cambie y transforme nuestra vida, sino haremos parte del grupo de los indiferentes que no acogieran su mensaje.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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