11 Aug 2025

El impuesto

“Cuando llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga el impuesto del Templo?». Pedro respondió: «Sí, lo paga». Al entrar en casa, Jesús se le adelantó, preguntando: «Simón, ¿qué te parece? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran impuestos o tributos? ¿De sus hijos o de los extraños?». Él respondió: «De los extraños». Entonces Jesús le dijo: «Luego, los hijos están libres. Pero, para no escandalizarlos, ve al mar, echa el anzuelo y al primer pez que pesques, ábrele la boca. Allí encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti» (Mateo 17, 22-27).

Pagar el tributo

Bueno, mis hermanos y mis hermanas, un saludo a todos los que siguen nuestro canal. Quiero saludar, de modo particular, a aquellos que nos siguen desde otros países: Bélgica, Australia, Nueva Zelanda, Polonia, México, Chile, Singapur, Colombia, Santo Tomé y Príncipe y tantos otros países de los que tenemos noticias que siguen nuestro canal. ¡Que Dios bendiga la vida de cada uno de ustedes!

Ayer, domingo, celebramos las vocaciones religiosas en la vida de la Iglesia, la vida consagrada a los misioneros.

Hoy, en la memoria de Santa Clara, recibimos este Evangelio que, inicialmente, presenta a Jesús como sospechoso de evasión de impuestos. Como si Jesús estuviera practicando la llamada evasión fiscal.

Pero Jesús ya había hecho un «post» diciendo: «Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios». Es decir, la posición de Jesús con relación a los impuestos y las tasas cobradas por el Imperio Romano ya estaba muy clara, y Jesús ya lo tenía muy claro.

Jesús con relación a los impuestos y las tasas cobradas por el Imperio Romano

Tanto es así que Jesús era ejemplar en ese aspecto social, en la dimensión social. Incluso porque las relaciones de Jesús con personas vinculadas a funciones fiscales nos dan claridad sobre esto. Basta recordar el llamado de Leví, que era un recaudador de impuestos. Basta recordar también la experiencia de Jesús con Zaqueo, que era el jefe de los recaudadores de impuestos… y otras veces en que Jesús comió con publicanos, que eran personas también vinculadas a los tributos del Imperio Romano, es decir, Jesús se relacionaba con todas estas personas.

Él no sería ni un poquito tonto si no fuera, en primer lugar, un ejemplo para la vida de esas personas.

El impuesto del que habla aquí en el Evangelio es el impuesto anual para el mantenimiento del Templo y también para el sustento del clero judío. Era un impuesto religioso que está aquí en el contexto del Evangelio. La moneda a la que Jesús se refiere era el “stater”, que correspondía a cuatro denarios o un siclo judío.

Jesús señala una exención análoga a la de las instituciones religiosas. Desde la época de Jesús, las instituciones religiosas estaban exentas del pago de determinados impuestos, como todavía sucede en nuestros días. Roma hacía pesar los impuestos sobre los pueblos dominados, pero eximía a sus ciudadanos. Y Jesús usa esto para hablar de la libertad de los hijos de Dios.

Los hijos están libres

Tanto es así que Jesús no dice “el hijo está exento» para referirse a su propia Persona”, sino que dice ‘los hijos están libres’. Jesús lo usa en plural, precisamente para demostrar que nosotros también somos libres en Dios, somos hijos de Él. Aparece aquí este pez –los peces, normalmente, tragan objetos pequeños–. La referencia es al pez de Pedro, que sería una especie de tilapia, capaz de tragar monedas u otros objetos.

Pero Jesús le pide a Pedro precisamente que cumpla aquello que, después, leemos en la Carta de San Pablo a los Romanos.

Dad a cada uno lo que le es debido: a quien tributo, tributo; a quien impuesto, impuesto; a quien temor, temor; a quien honra, honra. Es decir, Jesús no vino para contradecir la ley, sino para ser un ejemplo de la ley.

Y aquí, en este contexto, Él nos muestra que los hijos son libres. No debemos nada porque Jesús pagó el precio de nuestro rescate, de nuestra salvación. Por lo tanto, somos libres en el Señor.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Donizete Heleno Ferreira

Padre Donizete Heleno Ferreira é Brasileiro, nasceu no dia 26/09/1980, em Rio Pomba, MG. É Membro da Associação Internacional Privada de Fieis – Comunidade Canção Nova, desde 2003 no modo de compromisso do Núcleo.

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