“Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló” (Lc 2, 41-51).
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Hoy, nosotros celebramos el Inmaculado Corazón de la Bien Aventurada Virgen María. En el día de ayer, celebramos el Sagrado Corazón de Jesús. Amados hermanos y hermanas, Jesús se ha perdido en el templo porque estaba preocupado en hacer la voluntad del Padre.
Aún María y José saniendo que el Niño era especial y que ella engendro a Él para que pudiese cumplir un plan de salvación, ella tenía la preocupación materna y la inquietud de quien buscaba comprender el deseo y la mensaje de Dios en los hechos y acontecimientos. María sabía y, cada día más, cosas eran reveladas.
La Santísima Virgen fue aquella que acogió la Palabra y la escuchó, fue aquella que ha vivido la Palabra y obedeció a ella, es decir, el Verbo Encarnado que ella engendró. Por eso María estaba preocupada: “¿Donde esta mi hijo?”. Mismo sabiendo que Él estaba cuidando de las cosas del Padre, ella representa para nosotros ese deseo de inquietud por hacer la voluntad de Dios. Así como estaba inquieto el corazón del Niño, estaba inquieto también el corazón de la Virgen María, y esta inquietud es positiva, es una inquietud buena.
La inquietud lleva la búsqueda por el Señor
Los padre de Jesús, las personas que estaban allí alrededor de Él, estaba admirados por tanta sabedoria e inteligencia de aquel Niño. Por eso Nuestra Señora engendra esta expectativa, esta inquietud por también conocer los designios de Dios, los misterios del Señor.
Mi hermano y mi hermana, quien vive para la Palabra, quien la acoge, quien interiorizar la Palabra, quien le obedece como Nuestra Señora, también va tener ese deseo, esta ansiedad de conocer los misterios y la voluntad de Dios. ¿Qué espera Él de nosotros? Debemos dejarnos guiar por Su sabedoria. Ella dejo ser guiada por la sabedoria de Dios.
¿Cómo he buscado hacer la voluntad de Dios? Aquí, nosotros tenemos dos ejemplos: María, preocupada porque Dios ha dado a ella una misión de cuidar de Su Hijo; y Jesús, que estaba allí preocupada en hacer la voluntad de Dios, pero dejo su madre preocupada.
Eso es para mostrarnos cual es la inquietud que nos mueve para estar en la voluntad de Dios y para no salir de Su voluntad. En nuestro camino de fe, muchos caminos nos van ser ofrecidos, y si no tuvimos la capacidad de estar centrado en hacer la voluntad de Dios, podemos perdernos y retroceder.
¿Que inquieta tu corazón para hacer la voluntad de Dios? Que Él te ayude a nunca salir, pero siempre estar listo para acoger, obedecer y vivir Su Palabra.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
