“Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio. “El le respondió: «Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros». Pero ella le respondió: «Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos». Entonces él le dijo: «A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija»” (Marcos 7,26-29)

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Por algún motivo, aquella mujer pagana quedo sabiendo de la esperanza que circulaba aquella región, sobre aquel cierto Jesús. La fama de Jesús estaba se difundiendo y aquella pagana escucho hablar que Jesús pasaría por aquella región. Y, guiada, movida por la esperanza de tener su hija liberta de la acción del maligno, que lo molestaba, aquella madre supera toda el rechazo y lanza al Señor su humildad suplica.

La fe de esta madre fue mayor que el miedo del rechazo, y fue mayor que el respeto humano también. Aún sabiendo que ella no era digna ni merecedora de esta gran gracia, esta madre no limito el poder de Dios, pero confio que Jesús podría libertar su hija de la acción del mal, aún que fuera con migajas, aún que fuese con las migajas que caían de la mesa.

La falta de fe limita el poder de Dios; Él es Todopoderoso, pero logra aquellos que tienen fe

Mis hermanos, la única que puede impedir o limitar la acción de Dios es nuestra falta de fe, nuestra falta de confianza, nuestra falta de osadía en la oración. Esta madre fue osada sobre confiar y sobre tener fe y, aún que no fuese merecedora, alcanzo esta gracia.

Aún que seamos comparados a los cachorros en nuestra indignidad, la gracia de Dios siempre es dada a los humildes, es siempre dada para aquellos que saben pedir con humildad, porque Dios resiste a los soberbios, pero da a Su gracia a los humildes.

Por eso, no desanimemos de suplicar al Señor, aún que nos sintamos indignos de la gracia. No desanimamos de pedir al Señor con humildad; y no tengamos miedo de sernos osados en nuestra oración, lanzarnos a los pies del Señor, pidiendo aquello que, hoy, es nuestra necesidad, que es lo que nosotros necesitamos.

No dejemos que el respeto humano y la inseguridad nos impiden de lograr las gracias del Señor sobre nuestra vida.

Esta mujer no limito el poder de Dios. La falta de fe limita el poder de Dios; Él es Todopoderoso., pero logra alcanzar aquellos que tiene fe y que son osados en la oración.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!