“Gracias a la constancia salvarán sus vidas” (Lc 21, 19).
Aquí, es necesario, más que nunca, la seguridad de la fe, permanecer firmes en la fe. Somos debilitados, somo rodeados de debilidades, y es por causa de eso que tenemos que fortalecernos en la fe. El evangelio que nosotros escuchamos hoy nos presenta temeridad, persecución y complicaciones en la vida de los seguidores de Jesús.
Si hoy pensamos que nuestra vida es dificil, es porque no conocemos lo que pasaran los apóstoles, es porque no entramos en los primeros siglos de la vida cristiana, donde prácticamente todos los seguidores de Jesús derramaran su sangre por amor a Él, no se acobardaron, no se intimidaran, pero quien tenía amor por el Evangelio dio su vida por Él.
Animate quien está desanimado; ojos fijos en Jesús, autor y consumador de nuestra fe
Somos una generación debilitada, porque cualquier cosa, nos debilitamos; por cualquier cosa, nos hacemos de pobre; por cualquier cosa, desanimamos; y por cualquier situación creamos confusión, y así creamos una religión de debilitados y desanimados, de personas que no son capaces de enfrentar las mínimas cosas.
La persona queda triste con el sacerdote porque él no hizo lo que ella quería; quedan triste con el lider de la iglesia o con aquella otra persona. ¡Son disculpas tan ridículas! Y no te sientas ofendido con eso, porque, con la grandeza de la fe, con la grandeza que significa el seguimiento de Jesús, si nos intimidamos, si lloramos o nos hacemos de pobres por cualquier cosa, es señal de que no entendemos lo que es seguir Jesús.
Los acontecimientos retratados en el Evangelio hoy: persecución, prisión; muchos fueron llevados a la muerte, muchos fueron castigados, maltratados… Dejamos de seguir Jesús porque alguien “cerro” la cara para nosotros; dejamos de ir a la iglesia porque quedamos contrariados con eso o con aquellos; dejamos de seguir Jesús porque el hermano es así o de aquella manera…. todo eso demuestra el tamaño de nuestra madurez.
El Reino de los Cielos no es para los inmaduros; y si somos inmaduros, es momento de madurar, es el momento de tomar la coraza de la fe.
Es de esta manera que nos perdemos en la vida y perdemos la vida eterna, porque no tenemos firmeza en la fe. Entonces, que la afirmación de Jesús – “Gracias a la constancia salvarán sus vidas” – ponga firmeza en tus pasos, ponga firmeza en tus propósitos. No sea aquella persona debilitada, no sea aquella persona que cualquier viento derrumba, porque las tempestades son muchas, los vientos ven de todos los lados, la inundación viene por debajo para derrumbarnos, para llevarnos, pero quien esta edificado en la rueca que es Jesús permanece en pie. Por eso, levantate quien esta postrado, animate quien esta desanimado; ojos fijos en Jesús, autor y consumidor de nuestra fe.
¡Dios te bendiga!