“Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía” (Jn 15, 1-2).

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Mira, es interesante esta pasaje bíblica. Pesquisando, encontré dos palabras que están aquí en el Evangelio, que es el “acortar” y, después, el “limpiar”. “Airei” (del griego) y “katairei” (del griego) son dos verbos usados aquí, en el texto, para hablar de acortar y limpiar o acortar y podar.

Acortar es una operación de limpieza. Por ejemplo, una rama seca, que es inutil, tu puedes acortarla porque él esta causando un peso desnecesario para aquella árbol, tu haces, entonces, el corte de aquel ramo. Ahora, la poda es una operación de fecundidad porque podar un ramo es para que él produzca más fruto. Quien es de la agricultura o de la botánica entiende muy bien lo que el padre esta diciendo.

La poda tiene ese caracter de fecundidad para que aquella árbol pueda dar aún más frutos. Si la naturaleza hace eso de forma automática, nosotros también vamos vivir eso en nuestra relación con Dios. Estoy diciendo de la naturaleza porque basta que tu mires para un árbol, en las varias estaciones del año, que te vas dando cuenta del movimiento que la naturaleza hace con el árbol; de hojas y hojas que caen, hojas que van surgiendo, frutos que aparecen. Entonces, en nuestra vida espiritual con Dios tiene una realidad presente sobre eso.

La poda es una operación de fecundidad porque podar un ramo es para que él produzca más fruto

Y es, justamente, lo que Jesús quisó decirnos con el Evangelio de hoy. Las experiencias de nuestra vida pueden servir como gracias de corte o de poda, o las experiencias de la vida nos purifican o nos llevan a producir más frutos. ¡Y es eso que Jesús esta diciendo!

Las cosas que nos ocurren tiene un significado, ellas tienen un para que. No mires para la poda, pero mire para los frutos que ella ha producido. En el momento que tu has pasado por una tribulación o una dificultad, no se fijes en aquel momento, pero mires lo que aquella experiencia puede dar a ti. No mires para la poda, pero mira para que te ha servido aquello, aquella purificación que has vivido. Por una situación que has pasado..

Cuanto bien espiritual te hizo para que pases por aquella realidad, para que tu no realices ese error de nuevo, ¿no es verdad!? Entonces, mira, por ejemplo, la fecundidad de la cruz de Jesús. El dolor no te puede destruir, pero ella necesita hacerte una persona mejor.

Que estas viviendo hoy — que te puede hacer pasar de esta concepción negativa, pesimista, para que tu puedas aprovechar todo lo que te ocurre —, ¿para que sea un bien espiritual para tu vida? Todo lo que vives es para la vida y no para la muerte. Es para hacerte una persona mejor para Dios, mejor para los demás.

Entonces, no insultes, no murmure, no blasfeme contra Dios cuando estés pasando por una momento de tribulación. Puede ser un corte, puede ser una poda, pero es para tu bien espiritual, es para tu edificación.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!