“Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos” (Mt 9, 9-10)
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Mis hermanos y hermanas, el Evangelio de hoy es narrado por el propio objetivo del amor de Cristo, que es San Mateo. Él mismo describió su experiencia, la experiencia que fundamenta de su vida con Cristo: el camino de la mirada de Cristo y su Palabra.
Es interesante la cuestión de la Palabra, porque Jesús utilizo solo un verbo: sigueme. Jesús utilizo de un verbo, y él fue suficiente para despertar una respuesta en el corazón de Mateo.
Mateo respondió no con palabra; él respondió con una actitud, con una acción. El Evangelio nos habla que él se levanto y siguió Jesús.
Mira como fue fuerte esta experiencia, mira como ese hombre estaba esperando hace mucho tiempo que alguien le dijera una palabra transformadora. Seguramente, él no estaba feliz en la situación que vivía. Incluso porque un cobrador de impuesto era una persona agredida en aquella época, era una persona abandonada por la propia familia, incluso, los padres eran los primeros a tener que abandonar y a rechazar el hijo debido de esta profesión. Porque los cobradores de impuesto eran una especie de colaboracionistas del Imperio Romano.
Tu necesita acoger la Palabra de Cristo y permitir que ella haga lo que hizo en la vida de Mateo
El episodio de hoy nos recuerda que la verdadera fe no es la recepción de numerosas orientaciones, doctrinas e ideas, pero la fe genuina es acoger la Palabra de Jesús. ¿De que sirve conocer el Catecismo entero de la Iglesia, si no acoger la Palabra de Cristo, si no acoger esta palabra transformadora en mi vida? ¡El Catecismo no serviria de nada! Del contrario, si acojo la Palabra de Cristo, si me dejo transformar por ella, todo lo que viene después es por aumento.
La fe no es o que entendí, pero la fe es lo que decidí a partir de la Palabra de Cristo. Muchas veces, queremos entender, queremos explicaciones pero no adherimos a Cristo, no dejamos que Él sea parte de nuestra vida.
Tal vez, por ejemplo, esta Homilia Diaria que tu acompaña sea tu alimento espiritual diario. ¡Que bueno se eso ocurre! Porque, gracias a Dios, tengo muchos testimonios por donde paso, de personas que son tocadas por la gracia de Dios y se alimentan diariamente de esta Homilia, en este canal, y pueden hacer su experiencia con la Palabra de Dios. Pero la Homilia necesita ser una decisión, lo que tu escuchas aquí de la Palabra de Dios necesita impactar en tu decisión por Cristo, tu necesita acoger la Palabra de Cristo y permitir que ella haga lo que hizo en la vida de Mateo – él se levanto y siguió Jesús.
Que te levantes y cambies de vida; que te levantes y te conviertas; que te levantes, sea un evangelizador y sea una misionera. Sin esta decisión, sería inútil acceder el canal, escuchar la Homilia, sería inutil escuchar la Palabra de Dios, reflexionar la Palabra de Dios.¡Es necesario una decisión! Mateo jamás fue el mismo después de aquel gesto, porque, al escuchar la Palabra de Cristo, él acogió y cambio de vida.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!