“El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón” (Lc 2, 51).
Celebremos, con mucho amor, la Sagrada Familia: Jesús, María y José. En todo el contexto de Navidad, pongamos la primacia de la familia porque Dios vino vivir en nuestro medio en el seno de una familia, Para Dios nada es más sagrado que la familia, la familia humana, pero la familia de donde nosotros venimos, la familia donde están nuestros padres, la familia donde se realiza el amor conyugal del hombre y de la mujer.
Como es importante rescatarnos a cada día el valor sagrado que hay una familia. No podemos caer en la mentalidad, en la visión mundana de que familia es cosa descartable. Ningún ambiente es tan importante para que seamos personas humanas plenas como nuestro ambiente familiar, aún que en la vida nosotros tengamos muchos otros compromisos con trabajos, estudios y otras cosas que nos involucran. Necesitamos del ambiente familiar, del núcleo familiar, del abrigo de la familia.
Es necesario que el amor sea un vinculo fundante de esta familia, pero sea también el vinculo que mantiene esta familia durante todo el tiempo
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Dios, nuestra familia divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos ha dado Su Hijo eterno presente entre nosotros, en el seno de una familia, para que tengamos la comprensión cada vez más lucida de que la bendición, de que la formación humana, de que el ser humano pleno se hace en el seno de una familia. Por supuesto, no vamos nos iludir porque hay familia que pasan por muchos sufrimientos, hay familias que, muchas veces, faltan uno de los miembros importantes (el padre, la madre), por varias circunstancias de la vida. Hay familia que se corrompe, pero ningún de estos acontecimientos quita el brillo, el lugar, quita la importancia que la familia tiene para rescatar la humanidad. No hay ningún plano de gobierno, no hay ningún plano que tu puedas pensar para hacer bien la humanidad que no pase por la familia.
Para que una familia viva y sea plena es necesario que el amor sea un vinculo fundante de esta familia, pero sea también el vinculo que mantiene esta familia durante todo el tiempo. Ningún otro sentimiento, ninguna otra virtud es tan sublime como el amor. ¡Es necesario que el amor sea cada vez más cultivado y vivido en el seno de nuestras familias!
Lo que lleva una familia, muchas veces, a vivir crisis no son simplemente los problemas que aparecen, porque todos ellos aparecen en cualquier familia, pero es el amor ser ignorado, es el amor no ser respetado, es el amor no ser vivenciado, es el amor ser negligenciado, es el amor ser dejado de lado.
Todas las cosas pueden ser dejadas de lado: televisión, celular, ordenador.. La familia puede incluso pasar por dificultades financieras, pero no puede faltar el amor, pues sin el amor la familia pierde el sabor, la razón y la gracia de ser. Que nuestras familias sean, hoy, rescatadas y bautizadas en el amor sublime de Dios que nos visito, para convertir nuestra familia cada vez más sagrada y amada en el corazón del Señor.
¡Dios te bendiga! ¡Dios bendiga tu familia!
