“Entonces algunos maestros de la Ley y fariseos le dijeron: «Maestro, queremos verte hacer un milagro.» Pero él contestó: «Esta raza perversa y adúltera pide una señal, pero solamente se le dará la señal del profeta Jonás.” (Mateo 12,38-39).
Mis hermanos, Jesús declaro que no iba dar ninguna señal para aquellos maestros de la Ley e aquellos fariseos, porque la señal ya había sido dado: la señal del profeta Jonas. Jonas fue una señal para Nínive, y Ninive se ha convertido, Nínive escucho la Palabra de Dios; el pueblo se arrenpentio y se volvio para el Señor.
Jonas ya había sido una señal. y, mis hermanos, Jesús, por supuesto, era y que es la señal, además, los maestros de la Ley y los fariseos no conseguían ver que todos las señales que Jesús ya había realizados, ya decían que Él era Dios, que Él vino de Dios. ¡Sí! Que Él era el propio Dios.
Desgraciadamente, aquellos Maestros de la Ley e fariseos parecían estar atrás de espectáculos, de shows, y Jesús no eligió dar espectaculo, Jesús no quiso dar, allí, un show. Jesús no vino para decirse simplemente como Hijo de Dios, pero Él mostro, con Su vida, que Él era el Hijo de Dios. Y ellos necesitaban percibir eso.
Busquemos la señal, el Cristo, porque es Él quien ofrece nuestra salvación
Mis hermanos, en nuestro camino, nosotros necesitamos, cada vez más, percibir que es Jesús, que es el Señor; y no necesitamos de ninguna señal, porque Él ya es la Señal. La Eucaristia es la Señal de la presencia de Cristo, es el propio Cristo. La Palabra de Dios ya es la presencia de Dios entre nosotros, de cristo entre nosotros. El Señor, que esta también pobre, en el necesitado que nos pide, también allí esta la presencia de Cristo Jesus.
Mis hermanos, las señales ya están entonces, el Señor no eligió y no quiere dar señal, porque Él ya es la señal. Jesús ha quiso satisfacer la curiosidad de nadie. Para quien no cree, las señales no provocan conversión.
Cuantos, hoy, también consiguen ver la señal (la Eucaristia), consiguen constatar – “Es la Palabra de Dios!” -, pero aún no se convirtieran. Las señales no bastan, lo que basta aún es abrir el corazón para percibir la presencia de Cristo Señor.
Entonces, Jesús no vino para demostrar Sus poderes, para tener platea, Jesús realiza las señales para conversión y salvación, y no para una demostración, y no para un espectaculo.
¡Hermanos, las señales que el Señor ya realizo, las señales que Él ya presento al mundo, ya bastan! No busquemos las señales, busquemos la señal, el Cristo, porque es Él quien ofrece nuestra salvación.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!