“Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?». Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.” (Jn 14, 5-6).
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Esta es una afirmación que nos da la seguridad de que nadie puede salvarse solo, nadie es capaz de hacer su camino solo. Todo fiel necesita reconocer, como hizo Tomás: “Señor, no sabemos llegar a la finalidad de nuestra vida solo”. “No sé, Señor, caminar para la finalidad de mi existencia”. “No tenemos condiciones de reinar nuestra vida solos. Enséñanos, Señor. Enséñanos el camino. Sea para nosotros el camino, sea para nosotros el camino y la dirección a seguir. Sea para nosotros, Señor, la fuerza para seguir hasta el fin”.
Son estas tres realidades que Jesús presentó aquí, realidades que quedaran condensadas en estas tres palabras dichas por Jesús: “odós” (del griego) — que es camino —, “aleteia” (del griego) —– que es la verdad — , y “zoé” (del griego) — que es la vida.
Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Nuestra realidad de vida necesita estar sobre Él
Jesús, en primer lugar, se demostró como la vía, el camino, la posibilidad real de llegarnos a la vida eterna y al corazón de Dios. Tiene el nombre Jesucristo, Él es nuestra única posibilidad, es el camino para llevarnos al corazón del Padre. Después, Jesús es la verdad que guía nuestras elecciones a lo largo de este camino, no son verdades impuestas, pero son verdader que vienen de la vida de Jesús, de un ejemplo que Él mismo nos dejó. Son riquezas de dirección que nos guían nuestras elecciones y que nos hacen libres de verdad.
Jesús es el Camino, la Verdad y, por fin, Jesús es la vida. “Zoé”, esta palabra es muy fuerte porque es plenitud, es la vitalidad. Es la plenitud de vida que nosotros necesitamos para llegarnos a nuestra finalidad. Aquí nosotros podemos decir que zoé, la “vida” es mayor que la salud física, es no dejar morir dentro de nosotros un corazón que ama a Cristo; un corazón que realmente quiere amar su Señor.
Porque, aún en un lecho, aún en una situación débil de la salud, la vida de Cristo fluye por nuestras venas bombeando nuestro corazón con el amor de Dios. Tu puedes incluso experimentar una debilidad en su saluda física, pero su corazón no va dejar nunca de recibir la sangre de Cristo, el amor de Cristo, la vitalidad que viene del corazón de Él.
Entonces, Jesús resumió para Tomás y para cada uno de nosotros, en estas tres realidades: Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Nuestra realidad de vida necesita estar sobre Él, que es para nosotros salvación.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!