“Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón” (Lucas 2,19).
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Que bueno reencontrarnos para la reflexión de la Palabra de Dios, en este día en que la Iglesia celebra la Solemnidad de la Santa María, Madre de Dios. Primero de enero, estamos comenzando más un año civis y queremos comenzar con la gracia de Dios, por supuesto, debajo de la protección de nuestra Made, María Santísima.
El texto de hoy nos dice que María guardaba. El termo “guardar” (del griego syntereo), quiere decir que María tenía dentro para no ser olvidado, Ella conservaba. Y esta palabra es de la misma raíz de la palabra syntesis, que es, en realidad, aceptar lo que que viene de Dios es el mejor para nuestra vida. Entonces, María, en realidad, estaba aceptando y guardando dentro de Sí aquella experiencia de la intervención de Dios en su historia, y Ella conservaba todo eso en tu corazón.
Pero María no guardaba los misterios de Dios de cualquier forma, Ella guardaba junto con Dios. Porque, en el momento en que Dios manifiesta Su voluntad en nuestra vida, el proyecto de Él, muchas veces, puede contrariar nuestros proyectos personales. Entonces, es importante guardar con Dios, adherir de corazón y de mente a la voluntad de Dios, al querer de Dios.
Por intercesión de la Madre de Dios, conserva también todas Sus maravillas en el corazón
La Palabra nos dice que Ella guardaba todos los hechos, todos los hechos de Dios, todas las maravillas de Dios realizadas en la vida de María, incluso aquellos hechos incomprensibles, hasta aquellos hechos dolorosos que son difíciles de ser integrados. María guardaba todos estos acontecimientos en el corazón. Y Ella nos enseña también a guardar todos los acontecimientos de nuestra historia, incluso aquellos acontecimientos más difíciles, más costosos, somos llamados a guardar todo eso en nuestro corazón.
Y maría guardaba de una forma toda particular, guardaba todos los acontecimientos, pero reflexionando en su corazón. En realidad, la traducción original es: “comparándolos en su corazón”, es decir, María encontro un lugar dentro de Ella para las cosas de Dios. María conservo en tu corazón aquel antidoto contra el inmediatismo, que es la reflexión.
Muchas veces, en el mundo de hoy, damos poco espacio para la reflexión; y nosotros necesitamos aprender con María a también dar tiempo para que las cosas de Dios sean procesadas dentro de nosotros, confrontando nuestra vida con los acontecimientos y con los efectos de Dios en nuestra vida. Un gran antidoto contra el mal del inmediatismo.
María comparaba todas estas cosas. ¿Donde? En el corazón, en la sed de la voluntad, donde Ella elegía Dios. La sed de la voluntad, la consciencia — podemos llamar así también —, que es el lugar que nosotros llamamos de “sagrario del hombre”, que es el lugar donde solo Dios vive, en el corazón, en la sed de la voluntad.
Hoy, pidamos al Señor que nos de, por intercesión de la Madre de Dios, la gracia de conservar también todas Sus maravillas en el corazón, reflexionando y poniendo, por encima de todo, en practica la Palabra de Dios.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
