“En aquel tiempo, Jesús dijo: En verdad, el que Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Aquel, además, que rechaza el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él” (Juan 3,31-36).
Qué alegría reencontrarlos a todos ustedes, aquí en nuestro canal, en la Homilía Diaria. Mi saludo a todos los que nos acompañan en todo Brasil y también fuera de Brasil, especialmente al pueblo de Portugal, que siempre se manifiesta con tanto cariño y aprecio por Canção Nova. ¡Dios los bendiga a todos ustedes!
Jesús, reverbera el mensaje divino
Hermanos y hermanas míos, estamos en el jueves de la segunda semana de Pascua, viviendo esta gracia santificante en nuestra vida.
El texto de hoy nos dice: “En verdad, el que Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque Él le da el Espíritu sin medida”.
Jesús reverbera las mismas palabras proferidas por el Padre a cada uno de nosotros. Él hace resonar el mensaje divino en nuestros corazones. Él es un portador fidedigno, fiel al mensaje de la revelación divina. Él es, podemos decir, la comunicación perfecta, la más perfecta que ha existido y que existe entre Dios y los hombres.
No hay ruidos en su comunicación, no hay confusión, no hay supresión de nada, porque Jesús nos dice exactamente aquello que oyó del Padre y aquello que sabe sobre el Padre.
Y Jesús no solo explica al Padre del cielo con palabras, sino que transmite el amor del Padre. Nos hace experimentarlo en profundidad.
Jesús nos transmite una experiencia y no simplemente una teoría. Por eso la comunicación de Jesús no es una mera explicación de conceptos, sino la transmisión de la vida que florece del Padre para toda la humanidad.
¿Y por qué Jesús nos habla tanto del Padre?
Y la respuesta es muy simple y directa. Jesús quiere que veamos nuestra vida desde lo alto.
Hay muchas palabras que vienen de abajo, del mundo, de las concepciones mundanas sobre la vida, de ideologías maléficas, que acaban distorsionando completamente la dignidad de la persona humana.
Parece que todo lo que viene de la bajeza del mundo sirve para explicar, de algún modo, el sentido de la vida. ¡Parece!
Para nosotros los cristianos, eso no sirve. Para nosotros los cristianos, lo que nos sirve es aquello que viene de lo alto. Son las palabras de Cristo las que deben tener peso sobre nosotros. Son las palabras de Cristo las que deben dirigir nuestra vida, nuestras elecciones, porque son palabras divinas que Cristo quiso revelarnos, y pagó un precio, pagó con su propia sangre por esta fidelidad.
El calvario es una altura, es una vida elevada y no una fosa, por eso no podemos nivelar nuestra vida por lo bajo, sino por las cosas de lo alto, donde está Dios. Y, gracias a Jesús, tenemos acceso a todo esto.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!