“Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos” (Lucas 11,1)
¡Mis hermanos, Jesús era el modelo para Sus discípulos; Él es nuestro modelo! Jesús había salido para rezar, para tener intimidad con Dios. Y los discípulos atentos a los milagros que Él ya había realizado, atentos a las enseñanzas que el Señor había realizado, también querían aprender con Jesús como rezar.
Mis hermanos, Jesús es nuestro modelo de oración, Él es nuestro modelos de vida. Y Jesús enseño la oración del Padre Nuestro, a partir del pedido de este discípulo: “Señor, nos enseña a rezar”, y Él enseño la oración del Padre Nuestro; una oración corta, una oración completa.
En la oración del Padre Nuestros, pedimos y llamamos a Dios de Padre. En la oración del Padre Nuestro pedimos que el Reino de Dios venga, pedimos el pan de cada día, pedimos perdón, pero también damos el perdón. En la oración del Padre Nuestro pedimos que el enemigo, que nosotros seamos libres del maligno. Mis hermanos, es una oración completa.
Dios es Padre y desea darnos el pan de cada día
Es una oración enseñada por Jesús; y es una oración donde nosotros no solo pedimos, pero nos comprometemos con el Reino de Dios. Pido perdón, pero doy también el perdón. ¡Oración buena es esta, gente! No es solo oración que viene a nosotros no, es una oración donde nosotros comprometemos.
¡Sí! Que nuestra oración sea así: una oración de compromiso. Pide al Señor: “Señor, enseñame a rezar, enseñame a entrar en intimidad contigo. Señor, enseñame también a rezar y a comprometerme con Tu reino”.
En resumo: acerquémonos del Señor, pidamos a Él que nos enseñe a rezar. Jesús enseño a llamar Dios de Padre. Sí, Dios no es alguien lejano, Dios es Padre. Él es Padre y desea darnos el pan de cada día, Él desea darnos el perdón, Él desea librarnos del mal, pero desea también que nos comprometamos con el perdón y con el prójimo.
Que el Señor bendiga nuestro camino cristiano, que Él bendiga tu compromiso y Él mio de pedirnos al Padre, pedirnos a Jesús a enseñarnos, pero que nosotros también nos comprometamos con Su Reino.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
