En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Tengan ceñidos sus lomos y sus lámparas encendidas. Sean como hombres que esperan a su Señor que vuelve de una fiesta de bodas, para abrirle inmediatamente la puerta apenas llegue y llame. Felices los siervos a quienes el Señor encuentre despiertos cuando llegue. En verdad, yo les digo, él mismo se ceñirá, los hará sentarse a la mesa y, pasando, los servirá. Y si llega a la medianoche o a las tres de la madrugada, felices serán, si así los encuentra” (Lucas 12,35-40).
Fieles, centinelas
Mis hermanos, este texto de Lucas, que es de la celebración de hoy, de este domingo, es la conmemoración de todos los fieles difuntos.
El nombre de esta celebración de hoy es conmemoración. Puede sonar extraño debido a que, normalmente, nosotros usamos este término en español para hablar de algo festivo, alegre, alguna victoria, cumpleaños, e outros.
Pero si vamos al origen de esta palabra en latín, commemorare, tendremos el significado de traer a la memoria o recordar. Con esto, entendemos que se trata de un recuerdo. Pero no podemos detenernos aquí.
Memoria de Nuestros Seres Queridos
En la fe católica, nosotros no rendimos culto a los muertos pura y simplemente; nosotros hacemos memoria de aquellas personas, nuestros seres queridos, que ya hicieron su Pascua. Tal vez usted tenga a alguien de su familia que ya hizo su Pascua.
Y si, de alguna forma, ellas pueden ser ayudadas por la misericordia divina, a través de nuestras oraciones, hoy es un día más que especial para hacer eso. Nosotros tenemos la costumbre de visitar el cementerio, las tumbas donde están enterradas esas personas, como una señal de unidad entre la Iglesia militante, que somos nosotros, y la Iglesia que ya está en la gloria de Dios.
De ahí viene el sentido de rezar misas por las intenciones de esas personas, ofrecer indulgencias en sufragio de sus almas. Por eso la celebración de hoy tiene además otro carácter: despertar en nosotros la postura de centinelas, es decir, aquellos que vigilan con prudencia y fidelidad, sabiendo que su Señor puede llegar en cualquier momento, o nosotros podremos ir a Su encuentro con nuestra muerte.
Es aquella célebre expresión latina: Memento mori, o sea, recuerda que vas a morir. Entonces, vive bien y vive en santidad. Un soplo de vida es el hombre, y su vida es como sombra que pasa. En la aurora germina, florece, pero por la tarde pronto se seca.
Conciencia de la Finitud y Oración
Son todas expresiones no para causar miedo y parálisis en nosotros, sino un modo de despertar nuestra conciencia sobre nuestra finitud y fragilidad.
Vamos a rezar por nuestros hermanos queridos que ya partieron y vamos también a convertirnos, porque, un día, nosotros también veremos a Dios cara a cara.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Tengan ceñidos sus lomos y sus lámparas encendidas. Sean como hombres que esperan a su Señor que vuelve de una fiesta de bodas, para abrirle inmediatamente la puerta apenas llegue y llame. Felices los siervos a quienes el Señor encuentre despiertos cuando llegue. En verdad, yo les digo, él mismo se ceñirá, los hará sentarse a la mesa y, pasando, los servirá. Y si llega a la medianoche o a las tres de la madrugada, felices serán, si así los encuentra” (Lucas 12,35-40).
Fieles, centinelas
Mis hermanos, este texto de Lucas, que es de la celebración de hoy, de este domingo, es la conmemoración de todos los fieles difuntos.
El nombre de esta celebración de hoy es conmemoración. Puede sonar extraño debido a que, normalmente, nosotros usamos este término en español para hablar de algo festivo, alegre, alguna victoria, cumpleaños, e outros.
Pero si vamos al origen de esta palabra en latín, commemorare, tendremos el significado de traer a la memoria o recordar. Con esto, entendemos que se trata de un recuerdo. Pero no podemos detenernos aquí.
Memoria de Nuestros Seres Queridos
En la fe católica, nosotros no rendimos culto a los muertos pura y simplemente; nosotros hacemos memoria de aquellas personas, nuestros seres queridos, que ya hicieron su Pascua. Tal vez usted tenga a alguien de su familia que ya hizo su Pascua.
Y si, de alguna forma, ellas pueden ser ayudadas por la misericordia divina, a través de nuestras oraciones, hoy es un día más que especial para hacer eso. Nosotros tenemos la costumbre de visitar el cementerio, las tumbas donde están enterradas esas personas, como una señal de unidad entre la Iglesia militante, que somos nosotros, y la Iglesia que ya está en la gloria de Dios.
De ahí viene el sentido de rezar misas por las intenciones de esas personas, ofrecer indulgencias en sufragio de sus almas. Por eso la celebración de hoy tiene además otro carácter: despertar en nosotros la postura de centinelas, es decir, aquellos que vigilan con prudencia y fidelidad, sabiendo que su Señor puede llegar en cualquier momento, o nosotros podremos ir a Su encuentro con nuestra muerte.
Es aquella célebre expresión latina: Memento mori, o sea, recuerda que vas a morir. Entonces, vive bien y vive en santidad. Un soplo de vida es el hombre, y su vida es como sombra que pasa. En la aurora germina, florece, pero por la tarde pronto se seca.
Conciencia de la Finitud y Oración
Son todas expresiones no para causar miedo y parálisis en nosotros, sino un modo de despertar nuestra conciencia sobre nuestra finitud y fragilidad.
Vamos a rezar por nuestros hermanos queridos que ya partieron y vamos también a convertirnos, porque, un día, nosotros también veremos a Dios cara a cara.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!



