“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos” (Mt 9, 9-10).
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Mis hermanos y mis hermanas, hoy, la Iglesia celebra San Mateo apostol.
De acuerdo San Juan Crisóstomo, no había nada más abominable que un cobrador de impuesto. Era uno de las profesiones más detestable. El detalle del Evangelio de que este era el trabajo de Mateo, era colector de impuesto antes de encontrar el Cristo, nos da una idea de que la misericordia es capaz de hacer en la vida de alguien.
Esta profesión trae, seguramente, un buen dinero, pero también trae con sí mismo una vida solitaria y despreciable. ¡Cuantas personas, debido el dinero, son capaces de algunos acuerdos que hiere la dignidad humana y algunos valores! Despreciable, cuando hablo, es porque un judio que sigue a ejercer tal profesión debería estar preparado para todo tipo de abandono e indiferencia. Los primeros a despreciar tales personas eran los padres y la familia. Eso era una obligación. Quien ejercia esta profesión era despreciado por la propia familia. En realidad, era una deshonra para un padre, para una madre, tener un hijo que era cobrador de impuestos.
“¡Sigueme” Y Él se levanto y siguió a Jesús
Mateo se encontraba así: bien de la vida y mal de la vida al mismo tiempo. Cristo entro en la vida de Mateo para devolver la dignidad perdida. Cristo quería llevar Mateo a un otro lugar, distinto de aquel donde las personas lo había condenado a estar para siempre, es decir, lejos de Dios. Personas despreciable.
Seguir Jesús no significa que Mateo haya ofrecido a Él uno de sus cenas llena de buena comida y bebida. No, no era así. Seguir quiere decir que Mateo se levanto de un lugar y fue sentarse en otro.
La palabra aquí, interesante para un recaudador de impuestos, es “telonio”, que era la oficina de recaudación de impuestos. Me viene a la mente aquella canción: “En mi telonio o echando las redes, yo quiero ver a mi Jesús pasar” (Padre Zezinho).
Cuando Cristo pasa por nuestra vida no podemos quedarnos igual. ¡Algo tiene que cambiar! Y la vida de Mateo se transformó porque él permitió que Jesús entrara en su historia, en su telonio, en su realidad, y la transformara por completo.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!