“¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mc 12, 28-34).
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Amados hermanos y hermanas, ¿qué es necesario para recibir la felicidad? Es justamente eso que este joven pregunta para Dios: “¿Qué necesito hacer para tener la felicidad?” Jesús, de forma categórica, nos habla justamente eso: “Amar a Dios sobre todas las cosas, de todo tu corazón, de toda tu alma y al prójimo se donando de forma sin reserva”.
Sin embargo, nosotros necesitamos parecer con Cristo justamente en eso. En Filipenses 2, 5 nos habla: “Tengas los mismos sentimientos de Cristo”. La felicidad de forma total y completa solo conseguimos cuando configuramos nuestra vida a la vida de Jesús, porque Él nos ha dado el ejemplo de como amar a Dios y al prójimo. Jesús hizo eso de forma brillante.
Mismo siendo Dios y también hombre, podría sentir rabia, tristeza, angustia, irritarse con las personas, pero Jesús ha resuelto hacer el contrario para mostrar a nosotros que es possible amar a dios y al prójimo como a nosotros mismos. Por eso el prójimo con el amor de JEsús no es amar solo con nuestros esfuerzos. Eso sería incluso inviable.
La Gracia de Dios nos mueve a amar incondicionalmente
La Palabra de Dios y el Catecismo de la Iglesia Católica nos habla que se no es la gracia de DIos sobre nosotros, no podemos jamas amar las personas, amar el prójimo, amar a Dios o hacer cualquier gesto de caridad. En la clase de Teología que tuve en la graduación Dehoniana, el profesor de Moral decía para nosotros que se no fuera por la gracia de Dios, el hombre, mismo viendo un papel de goma en el suelo, no conseguiría agarrarlo. Eso porque, por sus propios esfuerzos, por su propia voluntad y por su humanidad, incluso agarrar un papel de goma es imposible sin la gracia de Dios. En todo nosotros dependemos de la gracia. Todo nosotros dependemos de Dios.
Nosotros hacemos nuestro esfuerzo, y Dios viene con Su gracia y nos renueva interiormente. Es justamente eso que Jesús nos pide a hacer y es siempre nuestro deber: amar a Dios y al prójimo. Además, en un mundo capitalista, materialista, donde no se va más la necesidad de los demás, el verdadero amor que existe en nosotros se va corromper, pero Dios derrama a todo momento cuando abrimos el corazón.
Entonces es en esta expectativa, mis hermanos, que quiero decir para ti: que puedas estar firme en el amor a Dios y en el amor al prójimo, y eso te llevara a la verdadera felicidad, porque estará siguiendo los mismos pasos de Cristo Nuestro Señor.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!