02 Jul 2022

Acoja la novedad del Padre en tu corazón

Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tiraría del vestido y la rotura se haría mayor. Y nadie echa vino nuevo en recipientes de cuero viejos, porque si lo hacen, se reventarán los cueros, el vino se desparramará y los recipientes se estropearán. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, y así se conservan bien el vino y los recipientes.»” (Mateo 9, 16-17).

Querido hermano y querida hermana, el Evangelio de hoy nos apunta para ese corazón que yo debo tener, que tu debes tener para acoger Jesús, Un corazón nuevo, un corazón abierto a la novedad que es Él: Jesús.

El Señor enfrentaba aquí algunos fariseos, algunos que se opongan a Él, porque estaban muchos presos allí en la regla, pero se olvidaran de leer las profecías y entender. Y ellos no entendían que la profecía se cumplía en nuestro Señor, en Jesucristo. Y POr eso ellos desconfiaban del Señor, por eso ellos cuestionaban el Señor. Aún estaban cerrados.

Y en realidad, mi hermano y mi hermana, quien tiene un corazón en Dios tiene un corazón abierto a las novedades de Dios. Y el Señor entonces quería entrar en aquellos corazones, pero el corazón que no se bre no consigue acoger Dios, no consigue acoger Jesucristo. Por eso, Nuestro Señor, que es la novedad, Él presenta aquí en esta pequeña parábola: No se pone un remiendo nuevo en ropa vieja”.

Jesús es la novedad del Padre, Él es la bendición del Padre, Él es nuestra salvación

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La ropa vieja es esta mentalidad vieja, es la prisión, la ley por la ley que, desgraciadamente, los fariseos y los maestros de la Ley estaban. Estos odres viejos también son representados, aquí, por medio de estos fariseos, que no estaban acogiendo la novedad, el vino nuevo, que es Nuestro Señor Jesucrito.

Por eso el Señor, aquí, decía que no combina, no funciona el remiendo nuevo en ropa vieja, porque surtidor, rasga, el daño queda aún maior. Por eso el vino nuevo debe ser puesto en odres nuevos. Es decir, el recipiente nuevo, la persona debe ser nueva para recibir Nuestro Señor Jesucrito.

Los fariseos y los maestros de la Ley necesitaban hacer esta lectura: el nuevo, Jesús, en Él nosotros conseguimos ver que en Él se cumple la Sagrada Escritura, pero el corazón cerrado desgraciadamente no consigue reconocer.

Mis hermanos, Nuestro Señor, hoy, nos llama a abrir nuestra mente y nuestro corazón a Él; Él es la novedad del Padre, Él es la bendición del Padre, Él es nuestra salvación. Que nuestro corazón esta dilatado, abierto a Él, porque acogiendo Él, nosotros acogemos la salvación.

Y acogiendo Él (la salvación), que nosotros también nos convirtamos instrumentos de salvación en la vida de los nuestros. ¡Llevamos también la novedad, Jesucrito, a los nuestros!

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Márcio Prado

Sacerdote da Comunidade Canção Nova.

Pai das Misericórdias

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