“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos” (João 2,1-2).
¡Viva la Madre de Dios y Nuestra Señora Aparecida! Hoy en Brasil esta en fiesta, porque conmemoran la Patrona, Patrona del Brasil.
Es interesante que Nuestra Señor estaba allí presente en aquella fiesta de matrimonio. Ella había sido invitada, así como Jesús y los discípulos. Pero la Virgen María, Nuestra Señor, es la mujer de oración, es la sierva de Nuestro Señora, es la mujer también atenta.
Mis hermanos, son varias las virtudes que nosotros podemos asimilar de Nuestra Señora y pedir también a Dios que nos conceda, una de ellas es esta atención. ¿Hoy, el mundo esta tan desatento, no lo es? O atento solo las cosas que aparecen más, que tiene luces, eso o aquello. ¿Pero y los detalles? ¿Y las pequeñas cosas? Ellas también merecen atención.
Y cuando nosotros miramos para Nuestra Señora. Verificamos que ellas estaba atenta allí — por supuesto que era un detalle importante —, y la falta del vino significaba un desastre para la fiesta, para el matrimonio, pero Ella pedir a quien podría solucionar aquella situación: “Jesús, ellos no tiene más vino”.
Jesús incluso dijo que no había llegado el momento de Él, pero acogió el pedido de Madre, y la Madre ya había dicho a los sirvientes: “¡Hacer todo lo qie Él, Jesús, vos decir!”. El gran milagro ocurrió, y María estaba presente.
Mis hermanos, hoy, conmemorando Nuestra Señora Aparecida, ella también estaba presente en aquella situación de necesidad
Pide que Nuestra Señora que también esté en tu casa, en tu trabajo, en tu situación que tu estás viviendo
Tres pescadores, en el rio Paraíba, en Guaratingueta – SP (Brasil), en aquel tiempo, había sido incumbidos de pescar, porque un conde, el conde de Asumar, pasaría por aquí en octubre de 1717.
Y pescaron nada, nada, nada… De repente: “¡No! ¡Vamos intentar más una vez!” — estaban cerca del puerto Itaguaçu. Se lanzaran a las redes. ¿Qué ocurrió? “Hay alguna cosa aquí, hay peces”. No era el pez, era la cabeza de una imagen, de la Virgen María. ¡Mira una cabeza! Pero no es eso, eso no va matar la hambre del conde. Pero es una señal. “Vamos lanzar de nuevo”.
Han navegado más un poco y lanzaran [la red]. ¿Y que apareció? “¡Uh! ¡Ahora sí! Ahora está más pesado”. Era el cuerpo de la imagen. ¡Y no es que la cabeza se encajo! ¿cómo podería, no lo es? Ya fue hecho, ya fue un milagro. “Es una señal, vamos lanzar más una vez” En la tercera vez que se lanzo, los peces vinieron.
La presencia de Nuestra Señora, en aquella imagen, hizo con que también el milagro ocurriese, y el banquete ocurriese para aquel conde.
En la fiesta de las bodas, no falto vino. no falto alegría, no falto pez. ¿Qué ha faltado en tu vida? Conta con la intercesión de Nuestra Señora. Pide que ella también esté en tu casa, en tu trabajo, en situaciones que tu estás viviendo.
No falto el vino, no falto el pez, no falto la alegría, no falto el banquete. En estes más de 300 años de historia de Aparecida, no falto mucha cosa para el pueblo de Dios. ¡Que no falte también lo necesario para ti!
El vino, la alegría eran la necesidad de aquella bodas; el pez era la necesidad, en 1717, para servir aquella autoridad. ¿Qué falta? Conta con la intercesión de Nuestra Señora, pide que también no falte en tu mesa, que no falte en tu casa, no falte en tu corazón el amor de Nuestro Señor Jesucristo.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!