“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mt 7, 6.12-14).
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Es una palabra dura, ¿verdad? Seguir a Jesucristo exige de nosotros renuncias, porque vivimos en este mundo, pero no pertenecemos a él. Muchas veces nuestro corazón está apegado a lo que son las cosas y realidades que el mundo nos puede ofrecer. Y eso, mis hermanos, puede llevarnos a no optar por la puerta estrecha. ¿Por qué? Porque tenemos ganas de tener mucho dinero, de tener muchas casas, entre tantas otras cosas. Eso no está mal. Sin embargo, muchas veces nuestro corazón está justamente en estas cosas que necesitamos renunciar para pasar por la puerta estrecha.
Jesús te pedirá, si lo aceptas como Señor de tu vida, que pases por la puerta estrecha y necesitarás renunciar a las facilidades de este mundo. No podrás vivir una vida cómoda, en el bienestar, a la sombra y agua fresca. No, mis hermanos, por eso es exigente. Me gustan mucho estas predicaciones de Él, porque hacen que reflexionemos sobre las veces en que no estamos de acuerdo con la voluntad de Dios.
Puerta ancha x puerta estrecha
Padre Jonas siempre fue así, enfático. Siempre fue entusiasta y predicaba con vehemencia, con autoridad, porque el Monseñor Jonas Abib, tenía ese deseo de entrar por la puerta estrecha. Él tenía el horizonte en la salvación, en el cambio de vida, en la santidad. Y la puerta ancha, mis hermanos, te quita todas las posibilidades de vivir la santidad.
No hay forma de vivir nuestra vida en Dios y querer compactuar con lo que es del mundo. Eso no tiene ninguna posibilidad. O eres de Dios o no lo eres. Tu sí sea sí, tu no sea no, lo que viene más allá de eso es del maligno. La predicación de Jesús es dura pero es para salvarnos. La verdad nos libera y nos lleva a la plena realización de la voluntad de Dios.
Vivir la radicalidad del evangelio en un mundo paganizado
Mis hermanos, Jesús está hablando de cuán estrecha es la puerta y cuán angosto es el camino que lleva a la vida. El camino ancho, la puerta ancha no te lleva a la vida. Te llevará a los placeres, te traerá satisfacción y alegrías momentáneas. Tendrás facilidades e incluso todo lo que necesitas, pero que no te lleva a la vida. ¿Qué vida es esa? La vida eterna.
Por eso estamos viviendo en una sociedad paganizada, mundana que está entrando dentro de la Iglesia. Donde predicar la radicalidad, la santidad está fuera de moda. El Evangelio no se ha pasado de moda. Y pueden perseguir a aquellos que predican la verdad. Porque no van a callar la voz de los profetas, no van a callar la voz de aquellos que Dios llamó a hacer su voluntad.
Y por eso, mis hermanos, el Evangelio dice así al final: “Y son pocos los que la encuentran”. Es decir, la puerta estrecha. ¿Por qué? Porque el corazón ya no está en Dios.
Que tu corazón vuelva a Dios, que mi corazón vuelva a hacer la voluntad de Dios. Por eso le pido al Señor ahora una bendición muy especial para que vivas en la voluntad de Dios y elijas la puerta estrecha, porque ella te llevará a la vida.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!