“Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír” (Lc 4, 20-21).
¡Ojos fijos en Jesús! Eso solo es posible porque la Palabra de la Vida abre los ojos del ciego; y nosotros solo podemos fijar nuestra mirada en Jesús, porque Él curo nuestra ceguera. El hombre, por si solo, no puede ver a Dios.
Un gran santo de la Iglesia habla: “Pero Dios, si quiere, va ser visto por los hombres, por aquellos que Él quisó, cuando y como quiere”. Y Dios quiere, Él quiso que nosotros mirásemos, y en Su hijo Jesús podemos fijar nuestra mirada. Como es importante para nosotros tener la mirada atenta sobre Jesús, sobre lo que Él habla, sobre lo que Jesús hace.
“Fijar” nos hablan de estabilidad, mantener constante el contacto con Jesús, no desviar, en ningún momento, nuestra mirada y nuestra atención para Jesús. ¡Especialmente en estos tiempos difíciles, como es importante fijar nuestra mirada en Jesús, pues solo Él tiene Palabra de vida eterna! ¡Tu no puedes desviarse, tu no puedes perderse, por eso nuestra atención necesita estar en Jesús, y la Palabra de Dios quiere que nosotros fijemos nuestra mirada en Él!
El hoy es la cosa más importante para el ser humano, porque nosotros somos seres finitos, solo tenemos el hoy
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Después, la Palabra dice: “Hoy se cumple esta palabra”. La Palabra de Cristo no conoce la procrastinación, una enfermedad de nuestros tiempos. ¡Y que enfermedad terrible! Una palabra que es derivada de “crastinus”, del latin, significa “mañana”. Aquel nuestro maldito vicio de siempre dejar las cosas para después, de siempre dejar las decisiones para mañana, las direcciones que nosotros debemos tomar en nuestra vida, aquellas conversiones necesarias de nuestra vida. ¡Que forma que nosotros tenemos de procrastinar, de adiar siempre las cosas!
La Palabra de Vida dice que hoy esta palabra se cumple. El hoy es la cosa más importante para el ser humano, porque nosotros somos seres finitos, solo tenemos hoy, solo tenemos el ahora, tu solo tiene este momento que hablo contigo. En aquí y ahora, se realiza tu salvación. Cristo entra en tu vida hoy, ahora; y si hoy escucho la Palabra de Cristo, esta palabra me transforma, cambia mi vida.
Esta Palabra de Jesús nos invita a no mirar en el pasado, llorando las heridas, ni en una proyección vacia del futuro, porque eso podría crear dos riesgos: el del saudosismo y el de producir en nosotros mucha ansiedad. La Palabra de Dios nos invita a vivir el hoy. ¡Viva el hoy, viva el ahora! Jesús entra en tu vida ahora, y ahora Él viene para salvarlo; y esta Palabra de la Escritura también se cumple hoy en tu vida. ¡Jesús esta conmigo!
Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espírito Santo. ¡Amén!
