No tengamos una conciencia laxa, tengamos una conciencia recta y dirigida para Dios
“¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Pero si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos” (Mt 19, 17).
Un hombre se acercó de Jesús preguntando: “Buen Maestro, que debo hacer para poseer la vida eterna?” Jesús respondió: “Si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos”. Los mandamientos nos dan la gracia de vivir la vida de Dios en nosotros.
No descuidamos de los mandamientos de la ley de Dios, porque si el Reino de Dios no se establece entre nosotros, los mandamientos son descuidados y con falta de respeto. Muchas veces, nos olvidamos de uno o de otro y incluso relajamos, por eso, necesitamos tener siempre un referencial para el examen de conciencia.
Nuestra conciencia nos mantiene en sintonía con Dios. No tengamos una consciencia relajada, tengamos una conciencia recta y dirigida para Dios. Teniendo una conciencia recta y dirigida para Dios, observemos y guardemos los mandamientos. Es como si ella fuera un espejo, donde miramos nuestra propria vida y vemos si hemos observado y guardado los mandamientos; en ella “miramos” como camina nuestra vida.
No encontramos camino mejor para examinar nuestra vida, nuestra conducta, para soportamos en el mundo que el camino de los mandamientos del Señor, Nuestro Dios! Observemos los mandamientos y estaremos en el camino de la vida.
Si queremos ser perfectos y vivir la intensidad del Reino de Dios en nuestro medio, nos falta solo una cosa: el desprendimiento. Cuando somos apegados en lo que tenemos; cuando no somos solícitos con los más pobres y necesitados: no buscamos la perfección de la gracia.
La perfección de la gracia son dos cosas importantes: el desprendimiento de lo que tenemos y el cuidado con los más pobres y necesitados. Si, así lo hacemos, estaremos aperfecionando y la gracia de Dios crecerá en nosotros.
¡Dios te bendiga!