“Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?” (Lucas 24, 5).
Hoy, vivimos la feliz expectativa de la Vigilia Pascual, de la celebración de la resurrección y de la vida. Jesús no esta muerto, pero resucito para la gloria de Dios. Hoy, no vamos buscar un muerto, vamos buscar Aquel que esta vivo, vamos llenas nuestro corazón, nuestros sentimientos y todo nuestro ser de la seguridad de la resurrección y de la vida.
Desgraciadamente, los sentimientos de muerte, los sentimientos de debilidad, de desespero aún toman cuenta de los sentimientos de muchos de nosotros cristianos y seguidores de Crucificado y Resucitado.
Adoramos el Cristo en Su Pasión, pero tenemos consciencia de que Él vive para siempre. Esta es nuestra fe, y la razón de nuestro vivir, es la alegría de nuestra vida, esta es la esperanza que tenemos para anunciar y gritar al mundo: ¡nuestro Señor esta vivo! Y vamos encontrarlo a cada día de nuestra vida y llevar a los demás la Buena Nueva, esta gran verdad.
No vivamos como si Cristo aún estuviera muerto, pero vivamos con la seguridad y la convicción de que Él esta vivo. Llevemos la vida nueva que Él nos trajo, llevemos las semillas de la Resurrección para todos los ambientes donde estamos, a comenzar por nuestra casa, por nuestro lar, porque allí tiene que ser la expresión más viva de que Cristo esta vivo.
Llevemos las semillas de la Resurrección para todos los ambientes donde estamos, a comenzar por nuestra casa
El Cristo vivo renueva todas las cosas, Él quita el dolor que, muchas veces, nos visita y no sale más de nosotros. Él viene para arrancar la tristeza que deja el alma y los corazones en desaliento, muchas veces, como si estuviera casi en la muerte. La mirada de quien se encontró con el Resucitado es la mirada que ve todas las cosas sobre una nueva luz y una nueva perspectiva.
¡Dejemos que la luz de Cristo invada todo nuestro ser en el día de hoy! Comenzamos celebrando Jesús con un fuego nuevo, ese fuego de la gracia, la luz nueva.
Que la luz de la resurrección ilumine las tinieblas de nuestro corazón, ilumine nuestras relaciones, nuestra vida y todo lo que hacemos.
Cristo esta vivo, esta resucitado, y Él bendice cada uno de nosotros.
¡Dios te bendiga!
