“El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón” (Lc 2, 51).

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Hoy, celebramos en la Iglesia, la fiesta del Inmaculado Corazón de María. Los corazones de Jesús y de María están profundamente unidos desde el momento de la encarnación. Y la Iglesia nos enseña que el camino más seguro para llegarnos hasta Jesús es por medio de María.

En el Evangelio de hoy, la Sagrada Familia va al templo de Jerusalén. José, María y Jesús iban todos los años a Jerusalen, para la fiesta de Pascua. Además, en el regreso, los hombres se dividían de las mujeres y viajaban separadamente. Los niños podían ir tanto con los hombres cuanto con las mujeres, y en esta Jesús quedo para tras.

María y José, se dan cuenta que Jesús no estaba presente, quedaran angustiados, buscaron entre su parientes y familiares y no encontraran Jesús. Y no encontrando volvieran, en la prisa, en aquel mismo día, para Jerusalén.

La Palabra nos habla que buscaron por Jesús durante tres días y, en el tercer día, encontraran a Él en el templo, sentado entre los doctores escuchándolos y haciendo de ellos preguntas, y todos lo que escuchan a Él quedaran impresionado con Su sabiduría y Sus respuestas.

La Iglesia enseña que el camino más seguro para llegarnos hasta Jesús y por medio de María

Nuestra Señora y su esposo también quedaran sorprendidos cuando han visto a Él y dijeran: “Mi hijo, ¿por que has actuado así con nosotros? Mira que tu padre yo y tu estábamos, angustiados, en tu busca’. Jesús respondió: ‘¿Por que me buscas? ¿No sabes que debes estar en la casa de mi Padre?’ Ellos, además, no comprendieran las palabras que dijera”. Pero aún no comprendiendo de inmediato, al recibir esta respuesta, María y José aceptaran los planos de Dios con total humildad y docilidad.

Por eso, es una lección para aceptar con amor y docilidad las manifestaciones de la providencia divina, aún que a veces no comprendamos.

El corazón de María estaba totalmente unido al corazón de Su hijo Jesús, y así Maria confía — porque Ella sabe que los planos de Dios son mayores que los planos de los hombres. Mas, como ninguna otra,supo guardar la Palabra de Dios en tu corazón. Y guardando María confiaba; aún cuando los acontecimientos no eran totalmente claros, María confiaba y guardaba la Palabra de Dios.

Por eso, en este día, en que nosotros celebramos el Inmaculado Corazón de la Virgen Santísima, pidamos esta gracia de guardar la Palabra de Dios en nuestro corazón. Aún que, del comienzo, no la comprendamos en su totalidad, pero guardando en nuestro corazón, tengamos la confianza en Dios que nos ama y cuida de nosotros.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!