“En aquel tiempo, Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es” (Mc 9, 38-40).
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Mis hermanos y mis hermanas, la afirmación es categórica, “Él no nos sigue”. Canta pretensión de Juan y de otros discípulos! Juan no había escrito aún aquella lección de Jesús cuando dijo: “Yo soy camino, la verdad y la vida”, “Sigueme”, “Ven despuésa mí” y “quien quiere seguirme” … Son toda afirmaciones que, poco a poco, ellos fueron aprendiendo.
Desde el comienzo, el cristianismo sufre esta tentación de transformar en un grupo, grupo seleccionado, una burbuja de vidrio, una nata de privilegiados. Quien no tiene el distintivo no puede actuar. ¡Muchas veces, nosotros vivimos eso en nuestras comunidades, y cuantas cosas ocurren, que son reflejos del episodio de hoy del Evangelio!
Santa Rita de Cassia, que nosotros celebramos hoy, en algunos sentido, es un ejemplo de eso: una viuda de un marido asesinado por cuestiones políticas, que deseo ingresar en el convento alrededor de 36 año, pero fue impedida por miedo de represalia al convento. Con mucha oración, Rita puso paz en la situación de la familia y puede convertirse una monja. Ella estaba fuera, pero la voluntad de Dios ha prevalecido.
No prohiba la acción de Dios
Jesús corta ese mal por la raíz y redirecciona el discipulado mostrando que la acción de Dios no puede ser delimitada por una circunferencia de nuestras mentalidades. ‘Dios solo puede actuar aquí, Dios solo puede actuar de esta forma’. Vamos hacer memoria, constantemente, de aquello que hizo el Espíritu Santo en el comienzo de la Iglesia. Jamás se pensaría en anuncio del Evangelio a los paganos, jamás el Espíritu Santo que ha bajado sobre los paganos, jamás un pagnao podría anunciar el Evangelio, jamás un pagano hablando a judios cristianos.
Sim embargo, el Espíritu hizo toda esta santa confusión para confundir nuestra mente cerrada, pequeña, nuestra visión míope, nuestro raciocinio lento para las cosas de Dios y para la forma como Él actua. Quien se cierra en una categoria en la Iglesia, sea ella tradicionalista, carismática, TL, Progresista, rubricista, moralista etc.. esta destinado a desaparecer de la Iglesia, van ser solo grupos ruidosos y inquietantes de la paz.
La Iglesia no esta de puertas abiertas, de ninguna forma, para aquello que no sea el Evangelio de Cristo, que no sea la verdad revelada; son puertas abiertas aquellos que quieren y necesitan conocer Jesucristo, amar a Él y adorar a Él, como Señor y Salvador.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!