Construir sobre la roca: Escuchar y practicar la Palabra
“Quien oye estas palabras mías y no las pone en práctica es como el hombre insensato, que construyó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron las inundaciones, los vientos soplaron y golpearon contra la casa y la casa cayó. Y su ruina fue completa” (Mateo 7, 21.24-27).
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Hermanos y hermanas, construir la vida en la roca es obedecer la Palabra de Dios, es vivenciar, poner en práctica, en la vida, la palabra escuchada. Eso es construir sobre la roca, que es el propio Cristo.
Cuando viene la tormenta, quien actúa según Jesús, según Sus enseñanzas, permanece firme. Y esa debería ser nuestra vocación.
Cristo, la base segura de nuestra vida espiritual
Ahora, es muy fuerte, y hasta cierto punto trágico, casi una tragedia, escuchar que la ruina de la casa que fue construida sobre la arena fue completa, no quedó piedra sobre piedra. Esa es una gran advertencia para nosotros.
Todas las condiciones se nos dan para que la construcción de nuestra vida espiritual y la construcción de nuestro ser en el mundo sea el propio Cristo: escuchamos la Palabra, escuchamos esta homilía, la palabra de Dios que nos alcanza, nos interpela y nos invita a la conversión, al cambio de vida. Es un grito constante: “¡Construye tu casa sobre la roca!”. A veces, sin embargo, esa no es la realidad que vivimos.
Cristo es la roca, Él es fundamento, Él es apoyo. Jesús es base, ¡él no es rodapié*! ¿Pero cuántas veces lo tratamos como rodapié? ¿Cuántas veces descuidamos las constantes invitaciones a la conversión que escuchamos de varias formas, de la boca de diversas personas? Pero nosotros procrastinamos, dejamos para después y seguimos en la construcción sobre la arena.
La urgencia de no posponer la conversión del corazón
Debemos tener cuidado, porque el Evangelio dice que la ruina de aquella casa fue completa. Las condiciones para el cambio de vida, para el cambio de mentalidad se nos presentan. Entonces, abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo de Dios, que convence al mundo, que nos convence con respecto al pecado, y, al convencernos, genera en nosotros un cambio interior.
Que nuestra vida esté construida en Cristo Jesús, que es el verdadero apoyo, la roca, y que nuestro corazón se vincule al corazón de Él.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!



