El Domingo: Día del Señor y Preparación Espiritual
Hoy, domingo, día del Señor, día de prepararnos para estar en la presencia del Señor, aquel que pasó por la Pasión, Muerte, pero resucitó para darnos la vida eterna. Por eso el domingo es importante y no podemos vivirlo de cualquier manera.
Es necesario prepararse, organizarse para ir a Misa y, dentro de ella, cosechar de Dios para que vivamos bien Su día.
El Evangelio de hoy, Lucas 17,5-10, nos dice lo siguiente: En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor respondió: “Si tuvierais fe, aunque fuera pequeña como un grano de mostaza, podríais decir a esta morera: arráncate de aquí y plántate en el mar, y ella os obedecería”.
La Fe Verdadera
En este Evangelio, un poco más profundo ante la fe, el Señor nos dice: somos siervos inútiles, hemos hecho lo que debíamos hacer. Es decir, el hombre de fe necesita creer en esta realidad, estamos haciendo aquello que debíamos hacer, pues es Dios quien realiza todas las cosas, y nosotros debemos ser instrumentos para que Su gracia suceda.
Hoy, el Evangelio comienza con un pedido muy justo y sincero de los apóstoles del Señor: “¡Auméntanos la fe!” ¿Cuántos de nosotros necesitamos también pedir esa gracia en el día de hoy?
Que nuestra fe sea aumentada. Y que esa fe nos lleve a comprender que los discípulos no piden riquezas, poder ni milagros, sino que piden fe. ¡Y eso ya nos enseña mucho! Ellos saben que sin fe nada es posible.
Más Allá del Tamaño: La Calidad de la Fe
Jesús, sin embargo, responde de forma provocadora: “Si tuvieres fe del tamaño de un grano de mostaza, diréis a esta morera, arráncate y plántate en el mar, y ellas os obedecerían”, es decir, Jesús está diciendo que no se trata de tener una fe grande, sino de tener una fe verdadera.
¡Existe una diferencia en eso! Una fe auténtica y verdadera hace que creas en el poder de Dios y en aquello que Él puede realizar. Una fe viva, una fe concreta, una fe humilde. No es la cantidad, sino la calidad de la fe lo que cuenta para cada uno de nosotros.
Una fe pequeña, pero sincera, es capaz de mover lo imposible. Porque no confía en sus propias fuerzas, sino en Dios. Guarda esto: el hombre de fe verdadera, de fe simple y humilde, vive justamente esto. Confía en Dios y no en sus propias fuerzas.
Bendición y Propósito: Una Fe para la Voluntad de Dios
Que el Señor nos bendiga, y que este sea un domingo donde nuestra fe sea aumentada, y aumentada para hacer la voluntad de Dios.
Que Dios nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!